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Martinus responde

Sobre los vegetales crudos, la cocción, y el comer fruta


Pregunta
De respuestas anteriores a preguntas sobre la alimentación vegetal, aparecidas en la carta de contacto, parece desprenderse que el consumo de vegetales crudos no es más beneficioso que el consumo de productos cocidos, ¿es esto cierto?

Respuesta
Las respuestas anteriores a dicha pregunta no han tratado de explicar hasta qué punto los vegetales crudos eran preferibles a la comida cocida, sino solamente hacer referencia al hecho de que el alimento vegetal es preferible al animal, y así mismo en estas respuestas sólo se ha determinado si el uso de la cocción en sí en la producción de alimentos era perniciosa o no. Por lo tanto, tiene naturalmente que sobreentenderse que el análisis de la cocción, que se dio en la respuesta, sólo es válido en esas situaciones y con respecto a la elaboración de los productos, para transformarlos en alimento tolerable por los hombres, que ha convertido la cocción en tema de actualidad y, según la experiencia a lo largo de los siglos, la ha mostrado como directamente indispensable en el campo de la alimentación humana.

Que la cocción no es necesaria para los productos alimenticios, que ya han sido transformados por la propia naturaleza en una forma de macrovida tan sumamente espiritual y sólo revestida de una cantidad tan mínima de materia física, que pueden digerirse como alimento en un organismo y aquí continuar su normal existencia, es evidente. Si este no fuera el objetivo final de la evolución del principio que rige la alimentación y si el proceso de digestión no se transformara de un proceso de asesinato o muerte en un proceso de vida para la macrovida, ningún ser podría jamás liberarse del principio mortífero en la zona física. A través de su proceso de digestión tendría que seguir provocando el infierno, la muerte y destrucción de miríadas de microseres para poder él mismo vivir, aunque hiciera tiempo que mostrase ante los seres mesocósmicos (animales y hombres) una existencia angélica.

En la estructura orgánica del hombre terreno se está desarrollando una forma de digestión más fina, que poco a poco eliminará el principio mortífero de la zona de la digestión, de modo que el ser aquí, en su relación con los microseres, también pueda cumplir el quinto mandamiento: “No matarás” y, de este modo, pueda representar en todos los campos el modo de ser perfecto o acabado del hombre o el cumplimiento total de la ley del amor al prójimo.

En relación con el desarrollo de este nuevo proceso de digestión libre de homicidio está adquiriendo actualidad una forma especial de alimentación. Se empieza en muy alto grado a alegar que “los crudos” son absolutamente la única forma de alimentación verdadera, y se desea proscribir la cocción en todos los campos de la alimentación humana. Como ya sabemos, esta actitud no es lógica ni científica en los casos en que se trata del uso de productos muy sólidos y bastos en la alimentación del hombre, ya que la cocción aquí no sólo es inofensiva, sino que es directamente necesaria como un medio a través del cual estos productos pueden ser transformados de un producto previsto para la facultad digestiva animal en alimento humano. Algo muy distinto se impone, naturalmente, cuando se trata del uso como puro alimento de los productos mencionados producidos por la naturaleza en su forma acabada, cuya macrovida puede, por consiguiente, convertirse en alimento en un organismo si ninguna forma de proceso de matanza previa o digestión fomentadora del homicidio, y cuya existencia física y psíquica normal depende directamente de esta asimilación como alimento en un organismo. No será difícil comprender que, por consiguiente, la cocción aquí no sólo es innecesaria sino directamente perniciosa, cuando se sabe que estos productos producidos por la naturaleza como alimentos en su forma acabada constituyen la pulpa y el zumo de las frutas maduras. Que las naranjas, los plátanos, los melocotones, la uva, las ciruelas, las manzanas, las peras, los melones, etc. maduros y en cierto grado también los productos compuestos de hojas usadas para las ensaladas y, así mismo, los zumos exprimidos de las raíces de productos del tipo de las zanahorias no ganan sabor ni aroma con la cocción, y sin ésta ni ningún otro proceso homicida pueden fácilmente ser asimilados como alimento por el organismo del hombre terreno es, sin duda, conocido por la mayoría. Y así tenemos, precisamente en la pulpa y el zumo de las frutas maduras, la macrovida que sin ningún proceso asesino, ninguna digestión homicida o destrucción física puede ser asimilada como alimento en un organismo y que, por consiguiente, con su cumplimiento del quinto mandamiento y de la ley del amor, constituye el verdadero alimento del hombre perfecto.

Pero el hombre terreno todavía está muy lejos de ser un hombre totalmente evolucionado o perfecto. Todavía forma parte en gran medida de los estadios intermedios entre “animal” Y “hombre”. Su digestión y su situación por lo que respecta a la alimentación es, por consiguiente, una cosa intermedia entre lo animal y lo humano. Es por esto que todavía no tiene la facultad de poder vivir únicamente de la pulpa y el zumo de las frutas, sino que todavía necesita una cierta cantidad de los productos vegetales más toscos. Y el problema alimenticio del hombre terreno actual no es, por lo tanto, un asunto sobre lo que es mejor, la alimentación de “crudos” mencionada o los productos toscos, para los que la cocción todavía es actual, sino al contrario en muy alto grado sobre qué combinación o mezcla de los dos tipos de alimentación tiene uno que usar para proteger su salud absoluta y el consiguiente bienestar corporal, normal.

Como la evolución de los hombres terrenos es muy diferente y, por consiguiente, tampoco pueden estar en el mismo estadio con respecto a la alimentación, la respuesta tiene que ser individual. Cada cual tiene, por lo tanto, que observar las reacciones de su propio organismo ante los diversos productos alimenticios y así llegar a conocer la combinación de alimentos que precisamente le dan a él o a ella la más perfecta sensación de salud y bienestar.

(Véase por lo demás el libro “La alimentación ideal”, que se puede adquirir en la tienda de Internet).

Publicado por primera vez en la Carta de contacto 1950/4, página 7-8

© Martinus Institut 1981
Puede reproducirse haciendo referencia a los derechos de autor y al texto originario.