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Índice de La alimentación ideal   

 

 
Capítulo 3
Aspirantes a encarnaciones futuras anormales
Los hombres de la Tierra se hallan en una zona en la que luchan contra enfermedades y sufrimientos causados por una elección desacertada de estimulantes o fuentes de alimentación. Esta lucha es tan descarnada y la conciencia con respecto a la alimentación tan errónea en un ingente número de personas que, ya en estos momentos, se puede percibir por la conciencia cósmica el hecho de que dichos seres se dirigen a pasos agigantados hacia la pérdida de su normalidad o facultades para crear cuerpos perfectos en sus próximas encarnaciones, y por ello serán, en ésas, análogos a los seres que hoy llenan nuestras instituciones para subnormales, nuestros departamentos psiquiátricos y nuestros hospitales. Estos aspirantes a futuras encarnaciones o existencias anormales a causa de una conciencia errónea con respecto a la alimentación se pueden comparar con aquellos que, en la existencia cotidiana, aparecen como «drogadictos», «alcohólicos», «fumadores», etc., seres todos ellos faltos de voluntad. Estos estimulantes, que conducen a los seres a formar parte de las categorías citadas, son, todos sin excepción, unas realidades que constituyen un puro veneno para el organismo y que son asimiladas por éste solamente a causa de un hambre o sed antinaturales y que se hallan en su comienzo, o que quizá ya se han convertido en hábito, dado que no tienen nada que ver con la alimentación y, en su forma auténtica y absoluta, son sustancias extrañas para el organismo.
      Como sustancia, en realidad, es lo mismo que fuerza o energía, y energía, por su parte, crea movimiento o vibración, ninguna de estas sustancias o energías extrañas anteriormente citadas puede ser introducida en un organismo sin crear el movimiento o vibración correspondiente. Esta vibración es la que constituye la base del sabor. Si sustancia no fuese vibración concentrada, dicha sustancia no podría jamás saborearse ni olerse. Cuando algo sabe agrio o dulce, este sabor especial es sólo la expresión de una reacción entre la vibración de la propia sustancia y su vibración en nuestra lengua u órganos del gusto. Del mismo modo, la reacción entre la vibración de la propia sustancia y su vibración en nuestros órganos del olfato es idéntica a lo que llamamos «olor» o «perfume» de la sustancia. Una incorporación permanente de sustancias extrañas a un organismo equivale al mantenimiento de una energía extraña en dicho organismo. Pero un despliegue tal de energía solamente puede ser un estorbo para ese desdoblamiento de energía que es normal y necesario para el organismo, ya que esta energía extraña no puede existir en él sin crear una resistencia o ser un impedimento para sus funciones normales. Esa reacción que surge entre la energía normal y la energía extraña no puede implicar otra cosa que una falta de equilibrio en el organismo. A este desequilibrio lo llamamos «enfermedad». Cuando la energía extraña es más fuerte que la energía normal, y la primera vence totalmente a la segunda, el cuerpo físico perece y se produce la muerte. Por medio de la muerte, o vida en el mundo espiritual, el individuo adquiere, gracias a «X2», o su principio creador, la facultad de encarnarse o nacer en un nuevo cuerpo físico. Pero esta capacidad creadora será deficiente en el mismo grado en que, por medio de un modo de vida incorrecto, haya sido debilitada o se haya trabajado contra ella. Y el individuo, tal como ya se ha dicho anteriormente, se manifestará en su nueva existencia física con un claro grado de anormalidad. Sin embargo, por medio de esta vida sombría o estas experiencias profundas, «el yo» es de nuevo conducido a la luz, pero en una forma nueva y transfigurada.


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