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Índice de La alimentación ideal   

 

 
Capítulo 20
Cuando las cosas «vivas» son consideradas como «muertas»
Por el hecho de que todos los seres vivos, en forma de unidades de vida, son «sustancia», y toda sustancia, en forma de «unidades de vida», es en sí misma un ser vivo, una carencia total de vida en el universo es una imposibilidad. Pero como la carencia de vida es imposible, la existencia de «cosas» absolutamente «muertas» también será una imposibilidad. Y como esto no es posible, surgirá un desequilibrio allí donde un individuo actúa considerando «cosas vivas» como «muertas». Es esta anomalía la que, de forma determinante, se impone en las áreas en las que el hombre de la Tierra está en contacto con la sustancia o materia, y especialmente allí donde tiene que escoger las sustancias para la alimentación y mantenimiento de su organismo. Y con esta ilusión como base «peca» o actúa erróneamente tanto con respecto a sí mismo como con respecto a los pequeños seres o unidades de vida de las sustancias o alimentos. Es por ello que más adelante explicaré como gracias a la materia o las sustancias que están formadas por unidades de vida que tienen su hábitat en el organismo humano, es decir, que de un modo particular alcanzan, por el hecho de ser ingeridas en dicho organismo, una existencia perfecta y natural y no una existencia mutilante y causante de muerte, se le abre al individuo el camino que lo conducirá de forma segura fuera del oscuro barbarismo del paganismo; es decir, de las tradiciones alimenticias mortales que en este libro hemos mostrado como la causa profunda de lo que se opone totalmente a la salud absoluta o a esa alegría y felicidad que debe ser una de las columnas básicas de una verdadera paz en la Tierra.


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