Lee y busca en El Tercer Testamento
   Cap.:  
(1-33) 
 
Búsqueda avanzada
Índice de La alimentación ideal   

 

 
Capítulo 10
Es necesario modificar la facultad del gusto
Como se ha podido observar anteriormente, el individuo no hereda sus disposiciones – ya sean buenas o malas – de sus padres, sino que éstas son «herencia» directa de sus existencias anteriores. Esta «herencia» se estabiliza y es desencadenada por el hecho de que este individuo es, precisamente, atraído por unos padres que se hallan en la misma «longitud de onda», o que poseen las mismas disposiciones.
      Cuando el individuo nace con tendencia a la obesidad, su propia «herencia» de existencias anteriores deja también sentir su efecto. Reencontrar la esbeltez sólo puede tener lugar por medio de una habituación a la alimentación natural. Pero, en el caso de individuos en los que estas tendencias son congénitas, una habituación de este tipo no puede hacerse en unos días o unas semanas, sino solamente tras meses o años. Para los individuos cuyas tendencias proceden de su existencia actual, se trata de un asunto mucho más fácil. Pero en ambos casos, el camino hacia la salud y el vigor no discurre a través de medicamentos artificiales, sino única y exclusivamente a través de una modificación de esa facultad gustativa que no tiene la capacidad de elegir acertadamente; de modo que, toda alimentación no natural, es decir, los productos dañinos para el organismo, produzca aversión, y los productos totalmente sanos y beneficiosos para el organismo originen por su parte y por medio de la facultad del gusto, un deleite y un placer naturales.
      Dado que una facultad gustativa sin capacidad de elegir de un modo acertado – juntamente con las tendencias negativas relacionadas con ella – es muy frecuente, se impone una pregunta: ¿cómo es posible cambiar esta capacidad gustativa? La respuesta será sencilla y natural: por medio de entrenamiento.
      Este entrenamiento consiste en habituarse a comer productos naturales; productos que, como voy a demostrar, constituyen la única alimentación correcta para el nivel vibratorio del organismo humano.
      Cuando el individuo se haya habituado a esta alimentación hasta tal punto que el gusto de sus productos le parezca lo único apetitoso que existe, entonces se habrá librado del poder de esa alimentación mortal que por el momento lo ata, como una cadena, a un modo primitivo de vivir, a la enfermedad, el dolor y la mutilación.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.