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Otros responden

¿Qué dice Martinus sobre las catástrofes de la naturaleza?


Pregunta
La gran catástrofe de la naturaleza en Asia en navidades de 2004 nos dejó una impresión imborrable a todos. Hay lectores que han preguntado si Martinus ha escrito sobre catástrofes de la naturaleza de este tipo, que en un momento han cambiado la existencia de muchos.

Respuesta
Los hombres, que perdieron a sus seres queridos o que perdieron la base de su existencia y que se encuentran en una situación muy desdichada, tienen naturalmente muchas dificultades para aceptar que estos acontecimientos tan trágicos y violentos puedan ser una parte del plan que un Dios amoroso tiene para la humanidad. Por otra parte hay que decir que si estas catástrofes y sus terribles consecuencias afectan de manera totalmente casual y sin objeto, entonces esto todavía es más trágico.

En toda su obra Martinus muestra la sutil justicia de la ley del karma y la planificación que hay tras ella. Cuando uno está en medio del dolor, la añoranza y los sufrimientos, puede ser muy difícil de abarcar la situación bajo esta luz. Pero si uno moviliza, no sólo sus sentimientos sino también su inteligencia, su sentido lógico, es un gran consuelo y estímulo en medio del sufrimiento y la añoranza profundizar en los análisis de Martinus sobre este tema tan serio.

Martinus muestra que hay una relación directa entre el modo en que nosotros tratamos a los seres que nos rodean y el modo en que el ser-Tierra nos trata. En el apartado 787 del volumen 3 de Livets Bog (El Libro de la Vida) escribe sobre las catástrofes de la naturaleza: Un terremoto, la erupción de un volcán, una marea y cosas parecidas, ¿son acaso otra cosa que "clases de energía" o "clases de movimiento" que se han escapado al control de la conciencia o de las funciones automáticas de salud del yo de la Tierra, y así se convierten en una "catástrofe" para sus propios microseres: plantas, animales y hombres, se convierten en una especie de anormalidad o enfermedad transitoria totalmente análoga a las enfermedades de los hombres y de los animales? Es decir, nuestros “desequilibrios” se convierten en catástrofes de la naturaleza para nuestros microseres, exactamente del mismo modo que el desequilibrio del ser-Tierra se convirtió en la catástrofe que tuvo lugar en Asia.

Pero, ¿es esto verdaderamente expresión de justicia? Martinus responde a esto en el capítulo 100 de Exequias, donde explica que cuando los hombres no pueden pensar correctamente y no saben la responsabilidad que asumen al pensar incorrectamente, tienen que aprenderlo. Esta es la razón por la que se nos ha puesto como “microseres” en el organismo del ser-Tierra, en el que – del mismo modo que en nuestro propio organismo – hay desequilibrios, catástrofes, mutilaciones y sufrimiento. O como Martinus escribe sobre el ser-Tierra: “La energía del pensamiento de este ser o su fuerza vital, que es idéntica a nuestras “fuerzas de la naturaleza”, tampoco es, por lo tanto, perfecta. Hay catástrofes de la naturaleza, inundaciones, erupción de volcanes, terremotos, huracanes, frío y calor mortífero, o sea, cosas que hacen difícil las condiciones de vida de sus “microindividuos”, de los que los hombres forman parte”. Y Martinus concluye que cada ser vivo se encuentra como microindividuo en la parte del organismo de un macroindividuo que, precisamente, representa el nivel evolutivo, la calidad en el cumplimiento del gran mandamiento del amor, la armonía o falta de armonía que dicho microindividuo representa.

En relación con el símbolo n.º 19 del volumen 2 de La Imagen Eterna del Universo, Martinus profundiza más en su explicación de la ley del destino. Dice que no es de ninguna manera casual el lugar de la Tierra en que estamos ubicados. Nuestra relación con todos los seres vivos, entre ellos los microseres de nuestro organismo físico, es la que decide si vamos a vivir en un medio con una naturaleza agradable o desagradable. “Vemos que hay seres humanos que viven en lugares muy inseguros en que están expuestos a grandes inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas, huracanes y otros desastres de la naturaleza. ¿Acaso no han muerto miles y miles de seres, a lo largo de los siglos, en desastres semejantes de la naturaleza? Como no puede en absoluto suceder nada casualmente, y como cada ser es la causa primera y absoluta de su propio destino, tampoco puede de ningún modo ser casual que un ser sea afectado por una catástrofe de la naturaleza (…) Si el estado vital de un ser es mantenido especialmente por la muerte antinatural de otros seres, como por ejemplo por medio de la alimentación animal o cárnica, y si así mismo es mantenido, en otras ocasiones, por medio de asesinato, homicidio y mutilación, y si al mismo tiempo este ser ingiere simultáneamente las materias tóxicas destructoras del cuerpo u organismo, sus arcos de destino están tan cargados con los efectos de retorno de su modo de ser mortífero que está predestinado a sufrir, en cualquier momento, la misma muerte antinatural o destino oscuro que ha causado a otros seres con su modo de ser mortífero”.

Que Martinus trace aquí una línea directamente paralela entre el modo en que un hombre trata a otros seres vivos y el lugar de la Tierra, en el que el ser en cuestión es ubicado y el destino que le va al encuentro, hace reflexionar. Y aquí Martinus no incluye solamente nuestra relación con nuestros semejantes y con los animales, sino también el modo en que tratamos a los pequeños microindividuos vivos de nuestro organismo. Lo expresa muy claro: “No podemos crear permanentemente condiciones naturales desdichadas y mortíferas para los microseres del interior de nuestro organismo y seguir viviendo en el interior del macroorganismo, del que nosotros somos microorganismos, rodeados de una naturaleza con unas condiciones inmejorables, sin ser afectados por el karma o los efectos del destino.”

Martinus nos ha explicado lo sutil que es la lógica de la ley del destino. Esto no elimina en absoluto el dolor, la necesidad y los sufrimientos de los implicados. Pero esto todavía sería mucho peor para todos nosotros si estos acontecimientos sucedieran de manera totalmente casual y sin objeto. Ahora sabemos por los análisis de Martinus que nadie puede intervenir injustamente en tu destino y en el mío, sabemos que nosotros mismos somos la verdadera causa de todo lo que nos sucede. Y el objetivo de, entre otras cosas, los violentos acontecimientos de este tipo es impulsar la facultad de compasión de toda la humanidad hacia los otros, la facultad de amor al prójimo.

        (Hans Wittendorff, Kosmos n.º 5, 2005- edición en danés)

© Martinus Institut
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