Resumen de la explicación del símbolo 2 – El principio de la redención del mundo

El principio que rige la redención del mundo es el principio en el que se apoya fundamentalmente la evolución y dirección espiritual de la humanidad, que va del primitivismo al intelectualismo. Los fundadores de religiones o redentores del mundo han estado animados por este principio.

Estos seres han tenido sobre los pueblos o grupos de hombres, para los que se convirtieron en redentores del mundo, la misma autoridad que los padres tienen sobre sus hijos. El principio que rige la redención del mundo también puede, por consiguiente, denominarse principio paterno.

A medida que la humanidad desarrolló más humanitarismo, pudo ir recibiendo redentores del mundo con mensajes correspondientemente más elevados. A través de Jesucristo los hombres recibieron los resultados cósmicos, pero todavía sólo en forma de postulados o dogmas. La última gran aportación de la redención del mundo en forma de ayuda es la ciencia cósmica, que explica los resultados cósmicos en una serie de ideas lógicas.

Detalles centrales del símbolo:

• La figura en forma de escalera simboliza los estadios evolutivos del hombre terreno a través del reino animal, indicado con color naranja, hacia el reino humano perfecto, indicado con color amarillo.
• Los rayos, que surgen de la estrella, simbolizan que la Providencia dirige al hombre a través de las religiones mundiales, con lo cual representa el principio que rige la redención del mundo.
• Las partes de color naranja de los rayos representan las religiones, que estimulan el principio animal o mortífero en el hombre
• Las partes amarillas simbolizan las religiones que estimulan el humanitarismo o lo humano en el hombre, por ejemplo, el cristianismo, el islam y el budismo.
• Las partes blancas simbolizan la ciencia cósmica, que reemplazará todas las religiones mundiales. La ciencia cósmica es la verdad absoluta, que es igual para todos.

 
Véase también la descripción y explicación completa del símbolo 2, hecha por el propio Martinus, en La Imagen Eterna del Universo 1.