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| Índice de Exequias |
85. CAPÍTULO En principio, la tierra tiene respiración y nutrición Referente al aliento, la tierra tampoco deja nada que desear para expresar su identidad como ser vivo. Los tres cuartos de su superficie son agua, que, como se mencionó anteriormente, es lo mismo que su sangre. El ciclo existente: la evaporación y condensación del agua es el aliento inmenso del gigante terreno. A través de éste desencadena su principio nutritivo renovador para su vida, en el que se basa la preservación de la vida de sus microindividuos: los seres vivos de todo el mundo. De la misma manera los microindividuos de nuestra carne y sangre y otra materia son obsequiados con la misma fuente imprescindible de vida a través de nuestra propia respiración.Pero no es sólo en nuestra nutrición de aliento y otras de las funciones vitales mencionadas que se puede detectar un paralelo con las del gigante terreno. Además, también para el principio nutritivo más grueso, la ingestión de alimentos sólidos en el organismo y su digestión, este ser gigante presenta pruebas. «Come» todo el día. Ingiere «alimento» en forma de las partículas materiales, que se lanzan del sol en cantidades inmensas en forma de materia luminosa y que naturalmente también constituye material nutritivo para todos los demás planetas del sistema solar, que a su vez tiene que ser considerado como un organismo aún más superior, en el que la tierra es simplemente un órgano. El mar de luz es así el alimento material de los planetas. Ya que nos encontramos como microindividuos en un organismo gigante, el movimiento, que estamos presenciando, las poderosas fuerzas de la naturaleza, los huracanes y brisas, la lluvia y el sol, día y noche, verano e invierno, frío y calor, será idéntico a las funciones vitales del gigante, su digestión. Los desastres naturales, guerra y mutilaciones son discordancias, son condiciones anormales, son enfermedades e imperfecciones en su apariencia. La paz y la armonía son la salud perfecta en su bienestar general. |
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