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| Índice de Exequias |
76. CAPÍTULO Cada ser individual es un factor de suma importancia para la determinación de las condiciones de vida de los microorganismos en su organismo Cada individuo macro es así origen de universo para una serie de microindividuos, ya que su organismo consiste en los organismos de un sinfín de microindividuos de muchos niveles y escalones de desarrollo diferentes. De manera similar, el microindividuo, a su vez, es portador de universo para los pequeños seres, de las cuales su propio organismo está construido. Pero cuando cada individuo, y, por lo tanto, cada ser humano constituye así un portador de universo para miríadas de microindividuos o seres de espirales subyacentes, el mismo hombre será un factor todo dominante en la determinación de la creación de las condiciones de vida de estos pequeños seres de su organismo, que es, por supuesto, su universo. La vida y actividades diarias de este ser pueden ser de una naturaleza tal que están en armonía con las leyes eternas y por lo tanto crea las condiciones perfectas para una existencia lúcida, noble y armoniosa en el organismo en cuestión para los microindividuos. Pero el mismo comportamiento diario también puede ser de una naturaleza tan imperfecta y mala, puede estar en tanta desarmonía con la realidad en la que se basa una existencia absolutamente feliz para los microindividuos que el organismo se convierte en una escena concentrada de «catástrofes naturales» mortales (las enfermedades del macroindividuo), y viene una invasión de seres extraños (bacterias dañinas y bacilos) que con sus propiedades exterminadoras y asesinas pueden hacer que éste se vuelve cada vez más anormal y débil para al fin causar su destrucción completa, robarlo de sus legítimos residentes, generando así una muerte no natural para su origen. Esto es lo que sucede con el disfrute de los alimentos y bebidas nocivos y no naturales, con la falta de higiene y cuidado de la salud, con la adquisición de hábitos destructivos y vicios desafortunados. |
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