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7. CAPÍTULO

El amor a los microorganismos en nuestro propio organismo se convertirá gradualmente en una cuestión de conciencia que no se puede ignorar

La humanidad ahora tiene que aprender no sólo a respetar a sus semejantes, sino también a desarrollar el respeto por la vida de los animales y las plantas, y a todas las demás formas de vida en el mundo. Para muchas personas, este amor necesario por los animales y las plantas ya ha comenzado a despertar. Por otro lado, los mismos seres todavía están conectados o ligados a seres vivos cuyas formas de vida todavía no conocen. Estos seres vivos son aquellos que pertenecen al microcosmos. Están, entre otras cosas, en nuestra nutrición, en nuestra carne y sangre, incluso nuestro esqueleto consiste en estos pequeños seres, al igual que la carne y la sangre de los animales, y los componentes de las plantas también consisten en las mismas pequeñas formas de vida divina. Para obtener «el gran nacimiento», para convertirse en un verdadero ser humano, para estar absolutamente desprovisto de paganismo, el individuo también aquí debe aprender a «amar a su prójimo», también aquí debe cumplir el mandamiento del amor a la perfección. Y vemos en la vida cotidiana que la conciencia de unos pocos hombres adelantados, investigadores de espiritualidad, ya ha empezado a observar el mundo de estos pequeños seres. Por lo tanto, muy a menudo surgen preguntas basadas en el comienzo de la comprensión del microcosmos por parte de estos investigadores concienzudos. Y una de las más importantes de estas preguntas, aparte de la pregunta de la nutrición, que ya hemos explicado en otro libro: «La alimentación ideal», es la de la «cremación», sobre la relación con los cuerpos exánimes, sobre cuál sería el tratamiento de estos cuerpos que estaría de acuerdo con las más altas leyes divinas. Y por lo tanto, a continuación, daremos el análisis más completo y absoluto para que el lector aquí también pueda comenzar a entrenarse en la gran luz del amor y ayudar a crear la paz mundial, no sólo entre aquellos seres que son visibles para sus sentidos físicos comunes, sino también ayudando a hacer brillar su resplandor en el mundo tan invisible para esos sentidos, y así ayudando a hacer de su propio cuerpo un universo brillante para estos pequeños habitantes en lugar de un «infierno».


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