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55. CAPÍTULO

Cuando el ser duerme poco

Cuando un individuo se despierta antes de que haya dormido lo suficiente, los daños o las fracturas de los nervios no se han curado por completo. Cuando el mismo individuo, al despertar y al reanudarse el proceso de pensamiento, de nuevo envía «corriente» o «magnetismo» a través de los nervios, esto significará dolor o molestia en todo el cuerpo, ya que los nervios, debido a que no han sido curados por completo, están dañados, de hecho, casi se pueden considerar como unas heridas. En el caso de un despertar temprano permanente, estas «heridas» nunca se curan. Pero heridas que nunca se curan, sino que se dejan crecer, se infectan fácilmente o están susceptibles a enfermedades lo que finalmente se convierte en un desastre para el individuo; y lo mismo ocurre con los nervios no curados. Una falta permanente de descanso o sueño inevitablemente provocará que los nervios aparezcan literalmente en «harapos». A través de tal «red de cables» «el magnetismo del pensamiento» sólo puede correr con dificultad, lo cual a su vez produce una presión en el cerebro que se nota como dolor de cabeza cada vez que el individuo trata de pensar o trabajar con el cerebro. A eso hay que añadir que la sangre, en los casos en que no recibe el magnetismo suficiente, al mismo tiempo que es poco abundante, no puede ser de una calidad alta como «fuerza vital», ya que el individuo en las circunstancias descritas, no puede tener un clima de pensamiento alto y lúcido, sino que se mueve en las nubes de niebla oscura de la melancolía, está claro que el conjunto total del organismo del individuo en tal caso se encuentra en una caída rápida hacia sufrimientos severos, hacia su propio cataclismo y hundimiento.


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