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| Índice de Exequias |
47. CAPÍTULO ¿Por qué tenemos que amarnos mutuamente? El clima de pensamiento final y absoluto que conduce a la felicidad sólo existe en su cultura pura cuando representa una experiencia completa de la razón o inteligencia de la existencia o la vida misma, regulada por un sentimiento de igual capacidad, ajustado a esta inteligencia. Cuando un clima de pensamiento de este tipo, que a su vez es lo mismo que el Espíritu Santo, sea la liberación de energía diaria a través de los órganos mentales del individuo, entonces su sangre y su organismo serán inundados por el más alto magnetismo o fuerza vital que existe, y será una expresión de la salud más alta. Pero como esta fuerza vital a través de los órganos mentales se vuelve idéntica a la ciencia, la sabiduría y el amor más elevados, los cuerpos espirituales del individuo se convierten también en la expresión de la salud más elevada. Por lo tanto, el clima mental más elevado proporciona infaliblemente «un alma sana en un cuerpo sano», lo que nuevamente constituye la condición principal para experimentar la vida real detrás del mundo ilusorio. Sólo «los puros» de corazón pueden «ver a Dios». Y la importancia del gran mandamiento de «amarse mutuamente» obtiene de nuevo su confirmación irreversible. |
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