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| Índice de Exequias |
186. CAPÍTULO Una zona donde el cumplimiento de la ley de amor sólo puede ocurrir como un «mal menor» y una zona donde no hay obstáculos para el cumplimiento de esa ley Por otro lado, el hombre terreno aún no puede vivir sólo de las frutas y, por lo tanto, aún tiene que comer las hojas, los tallos y las raíces de plantas para existir y, por lo tanto, tiene que violar el quinto mandamiento porque es una condición vital. Se suicidaría si no matara a las plantas y las usara como alimento o nutrición. Pero causar su propia muerte es también una violación del quinto mandamiento. Por lo tanto, vemos que dentro de los campos donde la violación de la ley del amor sigue siendo una condición vital, el cumplimiento mismo será una promoción del principio mortífero. Entonces, si uno cumple la ley del amor en esos campos, es un «mal», de la misma manera que también es un «mal» si no se cumple. Pero de los dos inevitables «males» hay que elegir el menor. Que la experiencia de la vida del individuo esté condicionada por uno u otro «mal» es exactamente la condición que separa la zona primitiva de la perfecta. En la forma más elevada de vivir no hay obstáculos para el cumplimiento del gran mandamiento del amor. Aquí todos han superado las tradiciones animales. Aquí todos los seres tienen un organismo que sólo puede ser utilizado como una herramienta al servicio del amor. Todas las facultades naturales innatas aquí sólo son amor, sabiduría y bienaventuranza. |
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Síntesis