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| Índice de Exequias |
181. CAPÍTULO Un nuevo tono del cielo o el incipiente efecto del nuevo impulso cósmico mundial Está claro que esto es difícil comprender en una sociedad cuyas comidas festivas más grandes son orgías puras en el disfrute de la carne, la sangre y la grasa de otros seres vivos de una especie a la que ellos mismos todavía no han terminado de pertenecer, y por encima de las cuales ellos mismos sólo se encuentran unos pocos pasos más arriba en el desarrollo. Uno debe recordar que el ser humano terreno todavía es mayoritariamente un «mamífero» y de ninguna manera puede liberarse de esta, su identidad y origen.El gran amor no es, pues, tan sencillo. Y sólo el desarrollo ordinario transformará poco a poco al ser humano terreno, transformación que le dará la verdadera capacidad perfecta para cumplir el amor verdadero, que nuevamente es el camino hacia el gran nacimiento o la eclipsación fundamental del espíritu santo. Por lo tanto, hemos tenido que hacer nuestro estudio de algo aparentemente pequeño como un entierro en un análisis muy completo, ya que esto no se trata de los campos o zonas habituales del principio de «amar al prójimo». Durante miles de años, este principio ha sido predicado, y durante tanto tiempo este «prójimo» sólo se ha percibido como un ser humano. Que todo lo vivo también pertenezca al mismo concepto es un nuevo tono del cielo. Es el efecto inicial del «nuevo impulso cósmico mundial» o la redención mundial del siglo XX. |
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