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174. CAPÍTULO

El tratamiento de un cadáver, así como su decoración

Por supuesto, cuando la muerte se ha constatado absolutamente, cualquier cadáver debe ser llevado a una capilla fría inmediatamente. El ataúd debe, aunque en este caso no está cerrado herméticamente, ser impenetrable para que no haya hedor, líquidos o materiales del cadáver que puedan filtrarse a través de grietas o juntas y apestar el aire del entorno.
      Con respecto a la decoración el lector desarrollado ya sabe que el uso de flores cortadas es contrario a las leyes de la naturaleza y, en consecuencia, no puede ser utilizado por personas con una conciencia refinada. Por otro lado, se puede pasar a, durante la ceremonia, cubrir el ataúd con una sábana o manta blanca grande. Cuando esta manta se haya decorado apropiadamente con bordados de oro y flecos de oro, uno no podrá presenciar una decoración más bella y más solemne y apropiada. Dentro de «la causa» se pasará a decorar dicha tela con el símbolo principal de Livets Bog, que expresa precisamente: La inmortalidad del individuo, la eternidad del universo y la existencia de Dios*. No se puede envolver un ataúd con pensamientos más limpios, más elevados y más nobles.
      Con respecto a la manta mencionada, uno puede oponer que la adquisición de una de ellas será demasiado costosa para la mayoría. Pero a eso hay que responder que la manta, por supuesto, no debe enterrarse junto con el ataúd, sino que puede usarse varias veces. Y más adelante será posible alquilar tales mantas o sábanas de cobertura.
 
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* Más tarde Martinus recomendó que se use la bandera del Instituto (Símbolo No. 42, «La estructura de la bandera»).


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