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| Índice de Exequias |
164. CAPÍTULO Por qué sólo el espíritu santo o la ciencia espiritual pueden liberar a los hombres del velo de nebulosa de la mística A pesar de que estos otros cinco partes o cuerpos del organismo total del individuo todavía no han sido descubiertos por la ciencia moderna y aun no son conocidos por el público, su presencia en el universo no se ha podido ocultar y sus efectos no han faltado. La presencia de estos efectos como un hecho para todos, al mismo tiempo que su identidad es completamente desconocida por el mundo moderno, ha causado que todos entran bajo la dominación de «misterio». Bajo el concepto de «misterio» pertenecen todos los efectos de las cinco partes desconocidas de la propia naturaleza más alta del individuo. Y estos efectos son hechos hoy en día, pero están sin análisis bajo los conceptos de: religión, creencias, dogmas religiosos, «milagros», «maravillas», espiritismo o «correspondencia con los muertos» y similares. Todo está envuelto en la bruma de la mística. Que esta bruma puede levantarse aquí y allá, en sesiones de espiritistas, en estados de trance y éxtasis, y que ciertos puntos fijos del mundo metafísico pueden revelarse en forma de, entre otras «enseñanzas religiosas», «mensajes de los muertos», «visiones» y «telepatía» y, a través de agujeros en la bruma, pueden aparecer un momento, no destruye o suprime el misterio, ya que los «agujeros» de la bruma por lo general han desaparecido antes de que nuevos espectadores puedan llegar, y un estudio científico se pueda preparar. Estos fenómenos siempre seguirán siendo, hasta cierto grado, misterios para los no presentes, y no pueden darles una certeza matemática, no pueden ser un contrapeso, un fundamento contra el miedo a la muerte, contra lo desconocido, no proporcionan el descubrimiento fundamental final o la experiencia de la vida eterna y sus leyes de amor. Sólo el espíritu santo puede hacer desaparecer la bruma y con eso crear acceso para el individuo a la certeza absoluta y verdadera en su estado de conciencia permanentemente despierto a través de sus propios sentidos, a través de su propio organismo, de manera que ya no necesita declaraciones de otros, ya no necesita ayuda de ponentes, predicantes o medios, aunque estas realidades hasta cierto grado, donde está presente la honestidad y competencia absoluta, pueden actuar en la dirección de puntos de apoyo para el buscador. Con el espíritu santo el hijo de Dios ha encontrado al Padre, y el Padre se ha convertido directamente en el maestro, la vida y la providencia del hijo. |
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