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151. CAPÍTULO

La ignorancia de la reencarnación, a pesar de las declaraciones sobre ella de la Biblia y Cristo

Y dado que el cuerpo de memoria de los mismos seres se encuentra actualmente en un estadio muy primitivo, de modo que ni siquiera pueden recordar los primeros años de su existencia física actual y por lo tanto tampoco tienen un recuerdo consciente de su anterior vida física en el plano físico, a estos seres les parece que su existencia actual es la única en la que han vivido. La obstinada superstición de que el individuo sólo ha sido creado en la concepción y que su actual vida física es la única, en la que ha existido, ha surgido así, a pesar de que uno de sus libros sagrados «La Biblia» relata que Juan Bautista era la encarnación del profeta Elías, en la forma de las palabras de Jesús: «Porque todos los profetas y la ley profetizaron sobre Juan si queréis recibirlo: Él es Elías que había de venir. Él que tenga oídos para oír, que oiga».
      De la misma manera La Biblia expresa las palabras de Jesús al consejero Nicodemo así: «En verdad, en verdad os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.»
      Nicodemo le dice: «¿Cómo puede un hombre nacer cuando sea viejo? ¿Puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y nacer?»
      Jesús respondió: «En verdad, en verdad os digo, que el que no naciere de agua y de espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne, carne es; Y lo que ha nacido del espíritu, espíritu es. No te extrañes de que te haya dicho: debes nacer de nuevo.
      El viento sopla donde quiere y escuchas su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; así es con cada uno que nace del espíritu».
      Ya que «el que es nacido del espíritu» es «el ser vivo» y dado que «agua» y «espíritu» en este caso, sólo pueden ser una expresión de «carne» o el cuerpo físico, y la conciencia, como «el Reino de Dios», es lo mismo que «la vida eterna», Jesús mismo anuncia aquí la imperturbabilidad de la reencarnación en el orden mundial.
      En otro lugar el mismo libro también subraya la reencarnación con las palabras de Jesús: «Y Padre, glorifícame tú ahora a mí que estoy contigo con toda la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiese.»
      Jesús había encarnado en carne y sangre, había sido un feto en el útero de su madre, nació al mundo de una mujer, pasó a través del estadio de niñez y juventud, como cualquier otro ser físico terreno, y sin embargo poseía una gloria con el Padre antes de que el mundo existiese. ¿Cómo sería posible? – Jesús sólo tenía unos 33 años, mientras que la tierra en años representaba una edad de millones y más millones de años.


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