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Símbolo n° 35
El ciclo cósmico del principio de los polos
El ciclo cósmico del principio de los polos
35.1  La estructura de los polos del ser
Con respecto al sexo masculino y al sexo femenino, un ser de sexo masculino no sigue siendo de sexo masculino eternamente, del mismo modo que un ser de sexo femenino tampoco sigue, naturalmente, siendo de sexo femenino eternamente. En el principio más íntimo que le sirvre de fundamento, cada ser tiene dualidad de polos. Este estado es, en realidad, el estado cósmico primario del ser. El que se designe al ser como "unipolar" no significa que no contiene ambos principios de los polos, sino, al contrario, que el talento de uno de los polos está, en mayor o menor grado, latente. En algunos seres, como se ha explicado anteriormente, es el polo femenino el que se ha estancado, y en otros seres es el masculino el que se ha estancado. Estos dos seres aparecen, de este modo, como un ser de sexo masculino y un ser de sexo femenino respectivamente. Estos dos principios del ser están sometidos a una función orgánica que hace que éste aparezca alternativamente como un ser de sexo masculino y un ser de sexo femenino. Entre estos estados, el ser vive en su estado primario, como un ser bipolar, en la zona espiritual. Tras este estado bipolar en la zona espiritual, aparece de nuevo con un estado unipolar. Si en su estado unipolar, antes del estado bipolar como hombre acabado, era un ser masculino, ahora, tras este estado, aparecerá como un ser femenino. Y si antes del estado unipolar como hombre acabado era un ser femenino, tras la bipolaridad aparecerá como un ser masculino. Es por medio de la transformación de los polos de este ser que se crea la luz y la oscuridad. Quizá pueda parecer extraño que un ser masculino, es decir, un ser de sexo masculino pueda ser transformado en un ser femenino o de sexo femenino, así como que un ser de sexo femenino pueda, del mismo modo, ser transformado en un ser de sexo masculino. Pero en relación con esto hay que recordar que cada uno de los seres citados contiene, en su análisis cósmico, ambos polos: el masculino y el femenino, ya aparezca en el momento presente como ser de sexo masculino o como ser de sexo femenino. Un ser que en su época actual aparece como de sexo masculino, solamente se presenta en este estado porque su polo femenino está latente o en su despliegue menor. En su forma más pura, el ser no es, de este modo, un ser masculino. En virtud de la presencia de su polo femenino también es, si bien en un grado muy débil, un ser femenino, no obstante es su polo masculino el que dirige o domina de un modo prominente la manifestación del ser. Lo mismo sucede, naturalmente, con el ser que en su época actual aparece como un ser de sexo femenino. En este caso el polo masculino es el que está latente o en su estado de despliegue menor, y el femenino el que constituye el polo que dirige o domina, de un modo prominente, la manifestación y experimentación de la vida del ser. Como ya hemos mencionado, en su análisis más progundo o cósmico, el ser vivo es, pues, bipolar. El que esta bipolaridad se despliegue en el mundo físico de modo alternativo principalmente como unipolaridad, como el estado de ser de sexo masculino y de sexo femenino, no cambia en absoluto su análisis profundo de bipolaridad. La bipolaridad se muesta, de este modo, como el análisis cósmico primario del ser vivo.


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