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Véase el símbolo nº 31 en nueva ventana Índice de La Imagen Eterna del Universo, volumen 3   

 

 
Explicación del símbolo n° 31
31.2  La figura cónica a la izquierda del símbolo representa el universo que se extiende desde el microcosmos infinito hasta el macrocosmos infinito. Todo lo que existe está en este universo. La figura grande en forma de escalera, a la derecha del símbolo, representa la escala evolutiva en cuyos peldaños se encuentran todos los seres vivos existentes. Cada uno de estos peldaños representa un estadio evolutivo. En uno de estos peldaños vemos un triángulo. Este triángulo simboliza un ser vivo. De este ser vivo surge un rayo luminoso. Este rayo simboliza el talento de percepción del ser respectivo, es decir, su capacidad de manifestación y de experimentación de la vida. Lo que el ser experimenta y crea depende del estadio evolutivo en que se encuentra. Sólo puede experimentar la parte del universo que está al alcance de sus sentidos en dicho estadio. Cuanto más evolucionado está el ser, más perfectamente puede percibir y comprender el universo.
      Los peldaños de la figura en forma de escalera, a la derecha del símbolo, representan los estadios evolutivos humanos corrientes. El hecho de que esten simbolizados aquí es para mostrar lo ilógico e irrisorio que es ser intolerante. El triángulo blanco que vemos en uno de los peldaños de la escalera del símbolo representa un ser vivo. El rayo que surge de este ser en dirección a la figura cónica, que simboliza el universo, representa la percepción de dicho ser desde su estadio respectivo. El ser, por medio de su percepción en el mencionado estadio, ve el universo bajo una perspectiva especial que es la predominante de esta percepción. Es natural que el hombre inacabado o primitivo percibaba esta perspectiva como la verdadera realidad. Es por ello que tiene dificultades para comprender la concepción del universo del hombre de los estadios evolutivos superpuestos y subyacentes, dado que esta concepción se presenta bajo las perspectivas a que los estadios citados dan lugar. Que estas perspectivas tengan necesariamente que ser diferentes, ya que no son vistas desde el mismo campo visual o estadio de la escala evolutiva, es natural. Esto crea, por consiguiente, malentendidos muy grandes, animosidad, intolerancia y controversias entre los seres humanos inacabados de diversos estadios evolutivos. Cada uno de ellos cree que su concepción especial es la concepción totalmente perfecta e inalterable del universo, y que la de otros es errónea. Todavía no comprenden que se encuentran en diversos estadios evolutivos y, que a causa de ello, es imposible que vean el universo desde la misma perspectiva. Solamente cuando el ser adquiere conciencia cósmica y es el hombre acabado a imagen de Dios, puede ver toda la escala evolutiva con sus muchos estadios y sus habitantes, y puede ver que éstos tienen necesariamente que ser distintos, por lo que respecta a la psique y el modo de pensar, de acuerdo con el hecho de que su capacidad de percepción es distinta en los estadios en que se encuentran. El hombre inacabado debe, pues, comprender que la concepción de la vida o visión del universo de su prójimo tiene necesariamente que estar formada y limitada por la capacidad de percepción que éste tiene transitoriamente. Y esta capacidad está, a su vez, limitada por el estadio de la escala evolutiva en que el ser se encuentra.
      Esta limitación de la capacidad de percepción de los seres por los estadios evolutivos, aquí descrita, es la que no comprenden. Cada uno cree que percibe o experimenta el universo desde el mismo punto de vista, es decir, desde el mismo estadio evolutivo. Y nadie quiere creer o admitir que se encuentra en un estadio evolutivo inferior al de su prójimo. Es por esto que la mayoría de seres humanos inacabados lucha para imponer su punto de vista, o su concepción de la vida, como aquello que es absolutamente cierto o que es lo único que puede hacer dichoso. Y de este modo tenemos aquí la base de toda la intolerancia, todas las guerras y todo el sufrimiento. Antes de que el hombre comprenda que se encuentra en diversos estadios evolutivos y que, a causa de ello, sólo puede tener la visión del universo y la concepción de la vida que es asequible por medio de la capacidad corriente de percibir del estadio, es imposible la paz mundial permanente y absoluta en la Tierra. Pero a medida que el hombre llega a ser hombre acabado, alcanza conciencia cósmica y se transforma en la imagen y semejanza de Dios, puede experimentar la imagen absoluta del universo en su totalidad. Y entonces ve, entre otras cosas, las distintas concepciones de la vida y los modos de ser del hombre inacabado como detalles que trabajan en la creación de Dios, que libera a la humanidad de la oscuridad y de la negra esfera de sufrimiento de la mentalidad diabólica, y la lleva hacia las esferas de la luz y del amor en una culminación de bienaventuranza.


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