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Índice de La Imagen Eterna del Universo, volumen 2   

 

 
Explicación 2 del símbolo n° 22
22.15  Por medio de la experimentación del materialismo y de la carencia de Dios, o iniciación en la oscuridad, surge la facultad humana o amor al prójimo, cuyo modo de ser produce por su parte la facultad de la intuición, que constituye el sentido que capacita para la experiencia cósmica. Los seres que se encuentran en esta evolución humana están representados por la figura en forma de rayo medio naranja y medio amarillo a la derecha del símbolo. Todos aquellos que han dejado atrás las religiones que se basan en la fe y que, al mismo tiempo, tienen una facultad humana muy relevante, que muestra que ya han pasado lo más importante de la culminación de la oscuridad, forman parte de estos seres. Están en contra de la guerra. Su facultad de ser incapaces de hacer daño a los seres vivos es muy prominente. Hace mucho tiempo que han abandonado la zona de las comidas carnívoras y de las matanzas de animales. Entre otras cosas, son naturalmente vegetarianos, no sólo en consideración a su propia salud, sino sobre todo porque no pueden aceptar que se tenga que matar a los animales. A causa de ello, también evitan vestirse con ropa hecha de piel de animales. Suelen ir vestidos con géneros artificiales en vez de animales. Evitan todo tipo de contienda y perdonan de buena gana a sus enemigos. Comienzan a comprender que la solución del misterio de la vida no se encuentra en la zona física. Su vinculación cósmico-orgánica con Dios empieza a activarse otra vez. Empiezan a percibir vagamente que tiene que existir un plan divino, que el objetivo de la vida tiene que estar lleno de amor, aunque en la zona física se presente de un modo muy distinto. Por lo tanto, estos seres son en grado creciente receptivos para los grandes análisis de la vida. Y, aceptándolos como una norma para su pensamiento y modo de ser, se presdestinan a ser también receptivos con respecto a los destellos cósmicos conforme crece o evoluciona su facultad humana o de amor y su facultad intuitiva. Se dirigen de nuevo a Dios y descubren la fuerza de la oración. Tanto la existencia de Dios como la del mundo espiritual comienza así a ser algo verosímil para ellos.


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