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Lo que hoy conduce y dirige a los hombres hacia la guerra  2643. La parte de la humanidad que hoy gobierna el mundo son seres que en su manera de concebir la moral viven, consciente o inconscientemente, según la ley de Moisés: ojo por ojo y diente por diente. Todavía no se han compenetrado con la moral mundial cristiana: Pon tu espada en la vaina, porque todo aquel que a espada mata a espada morirá. Así, no comprenden en absoluto el fundamento del cristianismo cósmico, a saber, que uno no sólo tiene que perdonar a su prójimo siete veces cada día, sino al contrario, setenta veces siete al día, de hecho, no sólo esto, sino también que uno tiene que amar a su Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo. Si las autoridades dirigentes o gobernantes de la humanidad estuvieran de acuerdo con estos puntos principales del verdadero y auténtico cristianismo o manera de ser divina, los sufrimientos, el dolor y las preocupaciones a causa de la guerra serían algo imposible en la zona de los hombres terrenos. Pero, la mayor parte de los hombres de la Tierra todavía no han avanzado tanto en su evolución. Todavía creen más en la espada, las máquinas de guerra, las armas nucleares y otras de las más refinadas, destructivas y mortíferas armas homicidas y métodos de asesinato que en Dios y, por lo tanto, en los absolutos y verdaderos ideales del cristianismo. Por esto, quienes tienen el poder están, en gran medida, dispuestos al método de las armas que, de nuevo, significa el derecho del más fuerte. Es el mismo método que usa el ladrón con su pistola. A veces, es, más o menos, el método de «la bolsa o la vida» el que tiene o ha tenido lugar de honor en las naciones o estados dominantes. Esta situación de los hombres no se le puede reprochar ni al pueblo, ni a quienes tienen el poder sobre ellos. La psique de estos seres todavía está en un estadio del ciclo de la espiral en el que su instinto animal es tan fuerte, que sólo pueden vivir en la creencia de que la única verdadera protección contra la guerra o la naturaleza animal y mortífera de otros seres es la guerra y poder superior. Esta creencia o actitud de la conciencia es una herencia o resto de la conciencia de cuando los hombres eran animales en su forma pura, y todavía no habían experimentado «la muerte de Eva», es decir, la incipiente degeneración del principio animal y el incipiente nacimiento de la facultad humana en su psique. Es fomentada interiormente por la facultad del instinto que, ante todo, fomenta automáticamente todas las tendencias animales. Este instinto anímico de los seres que fomenta, de manera absoluta, el instinto de conservación animal: ojo por ojo y diente por diente, en los seres de los estadios intermedios anteriormente citados es ahora apoyado por un despliegue externo de una facultad aprendida: la inteligencia. Como hemos visto, en virtud de esta facultad externa los seres pueden mejorar y perfeccionar en alto grado su facultad de despliegue animal. Es esta combinación del instinto y la inteligencia en la psique de los seres que gobiernan la que hoy conduce y dirige, una y otra vez, la manera de ser de los hombres hacia la guerra. Esto está en vigor tanto entre las naciones como entre hombre y hombre.


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