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| La diferencia entre la experimentación de la culminación del fuego supremo por el hombre inacabado y el hombre acabado | 2626. Este hombre radiante y perfecto antes mencionado no es, debido al equilibrio de sus polos, ningún ser de sexo masculino ni de sexo femenino. Como consecuencia de esto, ya no tiene los órganos sexuales correspondientes. Sólo existen como rudimentos y, por consiguiente, ya no pueden ser instrumentos para la manifestación del fuego supremo. Pero, esto no significa en absoluto que los seres no disfruten del fuego supremo que anteriormente tenían por medio del acto de apareamiento animal con un ser de sexo opuesto, al contrario. Mientras este último acto sólo era una experiencia momentánea o fugaz de la bienaventuranza divina, originada por medio de un estado de simpatía artificial, la experiencia del fuego supremo de los hombres totalmente evolucionados cósmicamente es un estado permanente e ininterrumpido de bienaventuranza o felicidad, que se produce en todos los contactos del ser con otros seres vivos de las zonas de existencia superiores, más allá de las físicas, o espirituales a las que pertenecen. Para comprender este estado en que se produce esto, hay que recordar aquí la psique de estos seres, que muestra un tal cumplimiento al cien por cien de la ley del amor, que es absolutamente lo único que da acceso a una culminación permanente del más alto sentimiento de bienestar de la vida y la consiguiente alegría de existir. La sensación de felicidad y bienestar que los seres físicos, en los casos más afortunados, sólo pueden experimentar parcamente en destellos culminantes a través de un acto de apareamiento como un orgasmo con una pareja de sexo contrario, se experimenta aquí no como un destello, sino, al contrario, como un sol mental permanente, e irradiarlo sobre otros semejantes es el mayor goce que se puede tener, de la misma manera que es un goce correspondiente ser uno mismo objeto de este sol por parte de seres semejantes. |
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