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Un juicio erróneo de la Divinidad  2611. Que los seres en este estadio fetal o de infancia no pueden ser idénticos a los órganos primarios, a los instrumentos de experimentación y creación de la conciencia de Dios, es algo natural. Juzgar la conciencia y manera de ser de la Divinidad según lo que puede manifestar en virtud de estos seres fetales e infantiles sería, así, absolutamente desatinado. Cuando los hombres a veces vienen con expresiones como: no puede en absoluto haber un Dios, porque entonces no podría permitir todas estas guerras sangrientas, sufrimientos y dificultades bajo los que los seres vivos gimen y suspiran, estas expresiones son un malentendido muy grande. Expresan un error tan grande como el error que sería creer que un feto en el seno de su madre o un niño era un ser adulto y acabado, si un error así fuera posible. Pero, mientras los hombres todavía sean seres fetales y niños cósmicos en la Divinidad, es decir, instrumentos inacabados de la conciencia de Dios en el ciclo de la espiral en cuestión, la Divinidad no puede, naturalmente, manifestar toda su profusión de luz o resplandor divino por medio de ellos. Estos seres se ven obligados a estar en una zona del ciclo de la espiral que es la residencia de seres correspondientemente inacabados, y donde tienen las condiciones para poder experimentar los efectos de su imperfección y, con ello, aprender a actuar correctamente y, así, convertirse en libres y perfectos en la creación y la manera de ser. Es este proceso el que constituye la creación del hombre por Dios a su imagen y semejanza.


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