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La renovación de la facultad de experimentar de los seres por medio de la oscuridad o zona secundaria de la conciencia de la Divinidad  2607. De la misma manera que la Divinidad tiene, así, una zona de conciencia primaria permanente y eterna, culminando en la más alta perfección en virtud de los seres perfectos que han llegado a aparecer a su imagen y semejanza, la Divinidad también tiene una zona de conciencia secundaria. Esta conciencia está, como ya sabemos, formada por el reino vegetal, el reino animal y la parte inacabada del reino humano. En estos reinos o esferas primitivas de las espirales, los seres están siendo modelados y creados a imagen y semejanza de Dios. Estos seres también son instrumentos de la conciencia de la Divinidad, pero, como no constituyen seres acabados, la Divinidad no puede crear manifestaciones o experiencias perfectas por medio de ellos. Esta zona de la conciencia de Dios sólo es, de esta manera, una zona secundaria en la que tiene lugar la renovación de la facultad de experimentar la vida de los seres. En esta zona de seres inacabados o imperfectos, la Divinidad sólo puede manifestar, de modo correspondiente, creaciones, manifestaciones y experiencias imperfectas. Es, precisamente, por esto que la esfera de la vida de estos seres inacabados se convierte en día de juicio final, cataclismo o infierno. Esta parte de los ciclos cósmicos de la espiral no puede, así pues, ser la conciencia primaria de la Divinidad. Sólo puede constituir una parte subordinada, secundaria de la conciencia. Pero, gracias a la verdadera zona de conciencia primaria de la conciencia de la Divinidad, esta zona secundaria de conciencia es gobernada y dirigida por medio de la evolución hacia la absolutamente vital experimentación de la culminación de la oscuridad o presunto «mal», que en un sentido absoluto no es ningún «mal», sino que, al contrario, constituye lo que hemos aprendido a expresar como «el bien desagradable». Gracias a este «bien desagradable» o experiencia de la culminación de la oscuridad, todos los seres vivos hacen alternativamente, según su propio deseo y necesidad condicionante de vida, la experiencia de ser en ciertas épocas uno con la oscuridad o conciencia secundaria de la Divinidad, y en otras épocas de ser uno con la conciencia primaria de la Divinidad: la luz, el amor universal y la sabiduría, según el estado de hambre y saciedad respectivo que se haga valer en ellos. Pero, aparte de esto, por medio de la experimentación de la oscuridad renuevan su facultad de experimentar y manifestar la vida. De esta manera, se les garantiza así una experimentación eterna de la vida. Aquí hemos visto todo el análisis básico de lo que condiciona la experimentación eterna de la vida tanto para la Divinidad como para los seres vivos. Las palabras de la propia Divinidad sobre el proceso de la creación: todo es muy bueno, se han mostrado aquí, por medio de la estructura del universo o cosmos, de una manera lógica como un hecho inalterable.


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