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La salida total del ser de la zona o esfera matrimonial  2601. Aquí hemos visto que hay matrimonios que duran hasta la vejez, hasta que la muerte física de los cónyuges los disuelve, aunque la luna de miel hace tiempo que terminó para los seres en cuestión, y que, posteriormente, la vida común se basaba exclusivamente en el incipiente amor al prójimo de los seres. Pero la mayor parte de hombres de la Tierra aún no están dotados de un amor al prójimo tan grande que, exclusivamente a causa de él, permanezcan en el matrimonio con un cónyuge en el que ya no están enamorados o hacia el que no son atraídos sexualmente. No tienen corazón para desplegar su más o menos acentuada antipatía hacia la otra parte del matrimonio, cuando el periodo de repetición o luna de miel ha terminado. Que, por ello, el matrimonio se convierte en muy desdichado para la parte para la que el periodo de repetición aún no ha terminado, y que el ser en cuestión sigue estando enamorado en la parte que no cumple es evidente. Aquí hay mucha oscuridad mental, ira y resentimiento, falta de consideración entre los cónyuges. El hogar y la vida común se vuelven casi insoportables para ambas partes, al igual que la parte que no cumple busca, frecuentemente, encontrar la felicidad fuera del matrimonio. Esta parte puede, de nuevo, enamorarse perdidamente en virtud del hambre sexual que padece, porque no encuentra la saciedad satisfactoria en la vida común con su cónyuge, hacia el cual él (ella) ha perdido su simpatía matrimonial. Infidelidad y divorcios, procesos jurídicos y desdichadas situaciones para los hijos que hay en tales matrimonios son el resultado. Situaciones así son las que para muchos sustituyen, en gran medida, la luna de miel, hacen florecer la conciencia diabólica, y en particular, si el periodo de repetición no ha terminado para ambas partes, entonces la vida se convierte casi en insoportable para la parte en la que el enamoramiento en la parte que no cumple aún se hace sentir. Pero, finalmente, la facultad para el enamoramiento está tan debilitada que los seres no tienen instinto suficiente para contraer matrimonios, y, de la misma manera, las épocas de repetición se hacen cada vez más cortas y vienen cada vez más pronto en cada vida terrena para, casi inadvertida e inocentemente, mostrarse en el periodo de juego de la infancia para cesar, finalmente aquí y abandonar totalmente el campo de experimentación de la vida del ser. Y, con esto, el ser ha llegado al final del camino de su estado unipolar y, así, ha abandonado la zona del matrimonio o apareamiento. Ahora ya no forma parte del grupo o de la mayoría de hombres de la Tierra.


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