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Matrimonios que sólo son matrimonios de repetición  2599. La mayoría de hombres de la Tierra todavía se mostrarán incomprensivos ante el desarrollo de esta facultad de amor universal. Mientras esta facultad solo dé a los seres un fuerte deseo de trabar amistades, y estos seres todavía tengan junto a este desarrollo un talento, de alguna manera satisfactorio, para el apareamiento o matrimonio y se casen y engendren hijos en el matrimonio, no se presta atención a la naturaleza especial de estos seres. Que sean, precisamente, dichos seres, que en mayor o menor grado, forman parte de las esferas de divorcios matrimoniales o zona de los matrimonios desdichados no lleva, inmediatamente, a la mayoría o habituales seres de apareamiento a reaccionar. En su manera de manifestarse se parecen todavía en muy alto grado a los seres de la multitud o mayoría. Pero los matrimonios de estos seres sólo se basan, en realidad, en la breve llamarada del enamoramiento, que es, precisamente, general para los seres cuyo talento matrimonial se ha vivido hasta el fondo en vidas anteriores. Con el talento para el matrimonio sucede al igual que con otros talentos, que se han vivido hasta el fondo en las vidas precedentes más cercanas, y cobran nuevo vigor en la vida actual. Por cada nueva vida en la que regresa una repetición así, la duración de la repetición va siendo cada vez más corta para, finalmente, desaparecer totalmente de la experimentación de la vida del ser. El momento de esta repetición depende, también, de cuantas vidas terrenas hace que el talento en cuestión se había vivido hasta el fondo. Si el talento para el matrimonio del hombre terreno es , por así decir, vivido hasta el fondo en su encarnación actual, este talento se hará valer, sin embargo, con gran fuerza en las próximas vidas terrenas del ser, desde el comienzo de su madurez sexual hasta que tenga unos 30 años. Si este talento fue vivido hasta el fondo en una vida anterior a la aquí citada, la repetición en su vida actual tendrá una duración todavía menor. Si fue vivido hasta el fondo en una vida todavía más anterior, la repetición tendrá lugar durante un periodo todavía más corto para, finalmente, cesar totalmente. Por cada repetición matrimonial que el ser, de esta manera, experimenta en una vida, esta repetición se debilita cada vez más, dado que la facultad de enamoramiento va deteriorándose cada vez más. Esta repetición del matrimonio es la causa del periodo de dicho matrimonio que expresamos con el concepto «luna de miel».


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