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| La nueva simpatía y sus efectos | 2597. De acuerdo con lo que antecede, es una alegría para el investigador evolucionado ver cómo una nueva simpatía se está convirtiendo en un hecho y puede notarse en todas partes. Esta simpatía no es en absoluto una función ni un estado mantenido artificialmente. Es una facultad orgánica del ser, nacida de la evolución, para sentir gradualmente una alegría cada vez mayor al poder ayudar y apoyar, dicho brevemente, al dar su vida por otros seres y, así, comenzar a cumplir el deseo del Creador de ser una alegría y bendición para todo lo vivo. Es esta simpatía la que, como ya se ha dicho, se puede notar en todas partes en amistades fieles entre seres, sin acento sexual ni matrimonial. Pero no puede negarse que, poco a poco, la nueva simpatía crece y adelanta a la simpatía del apareamiento o matrimonio que, precisamente, no crece, y el ser comienza, con ello, a convertirse en otro ser. Este otro ser va siendo, cada vez más, menos apto para el matrimonio, a medida que se desarrolla la nueva simpatía. Este nuevo desarrollo origina, como ya se ha indicado, «la zona de los matrimonios desdichados», a medida que la simpatía del apareamiento o matrimonio degenera, y la disposición para la simpatía del ser pasa a la bipolaridad. El primer débil efecto de esto es el crecimiento del polo contrario y la consiguiente facultad humana incipiente, que conocemos como sentimiento, que es transformada por el instinto en religiosidad y creencia en una providencia. Luego, la inteligencia también comenzó a hacer su entrada y llevó al animal a ser denominado «hombre», aunque este ser todavía sólo era, en realidad, un animal que había alcanzado un poco de sentimiento humano y una, muy efectiva, incipiente inteligencia, razón por la cual el ser temporalmente tuvo una conciencia animal sobredimensionada, que hemos tenido que expresar como «conciencia diabólica». |
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