Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(2396-2664,E) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La simpatía de apareamiento o matrimonio se desvía del amor verdadero  2594. Ahora hemos visto un nuevo estado de simpatía que no es en absoluto idéntico al estado de simpatía que los hombres, en general, han llamado «amor», y que los artistas y autores de teatro y poetas han puesto por las nubes como amor, pero que, en realidad, no es en absoluto ningún amor verdadero. Como se ha indicado anteriormente, es una simpatía intensificada, mantenida artificialmente, para que los seres, antes de haber desarrollado alguna facultad para el amor, en virtud de esta simpatía generada artificialmente pudieran, precisamente, tener, hasta un cierto grado, acceso a experimentar destellos de la celestial luz divina, que una vez habían abandonado, pero que ahora van de nuevo camino de desarrollar facultades para poderla experimentar permanentemente en su verdadera forma pura.
      En la zona de la fría oscuridad, donde el amor verdadero sólo es todavía un sueño futuro, y donde, por consiguiente, la condición de vida es, de modo correspondiente, que cada uno piense en sí mismo y, por lo tanto, es de suma actualidad perfeccionarse en matar a su prójimo, competir con él y vencerlo, dominarlo, de hecho, por lo que respecta a ciertos seres es, incluso, una condición vital salvar la propia vida a costa de los bienes y el derecho a vivir del prójimo, no habría en absoluto ninguna luz en el alma si no existiera el estado de matrimonio o apareamiento. La simpatía generada artificialmente hace que los seres, aunque están en una zona que constituye la culminación de la oscuridad o infierno, no están, sin embargo, excluidos de la luz celestial o sensación de ser amados y, así mismo, de poder ellos mismos amar. Pero esta simpatía se diferencia del verdadero amor porque ante todo es soportada por el egoísmo. Si el ser enamorado no encuentra en el objeto de su enamoramiento una correspondencia a su amor, siente resentimiento hacia esta parte, es más, esto puede llevar, incluso, al asesinato donde no lleva a una permanente guerra, melancolía, pesimismo, tedio a la vida y suicidio. El amor absoluto jamás puede originar tales efectos. Se desvía de la simpatía del enamoramiento en no ser egoísta, en no exigir nada en absoluto. Fomenta el deseo que dice que es mejor dar que tomar. Origina comprensión y perdón. No está en absoluto condicionado por el amor correspondido ni la vinculación por parte de ningún ser en beneficio de sí mismo. Irradia, al igual que el Sol, su luz y calor sobre todo y todos sin condiciones ni exigencias.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.