Lee y busca en El Tercer Testamento
| El instinto dirige de manera infalible a los seres al cumplimiento de objetivos condicionantes de vida | 2592. Aún no se ha visto jamás que el instinto, que dirige todo el lado más importante de la vida de los animales, guíe a los seres a dar pasos en falso. ¿Por qué quía el instinto al pollito, que acaba de salir del huevo, a escarbar en la tierra? ¿No es, precisamente, para que, por medio de esta facultad, encuentre alimento? ¿Por qué guía el instinto a las aves migratorias hacia tierras lejanas que son beneficiosas para ellas, es más, directamente son, hasta cierto grado, una condición de vida para ellas? ¿No es también esta fuerza autónoma la que guía a los animales al instinto de apareamiento y la protección de su descendencia? ¿No es, precisamente, porque es una función absolutamente vital? ¿Qué sucedería en el reino vegetal, si no fuera también aquí el instinto el principal organizador? ¿Creen que las propias plantas podrían guiar y manejar la técnica con la que su semilla será esparcida para la posterior reproducción? ¿Creen que al diente de león se le ha ocurrido a él mismo unir sus semillas a una especie de balón de plumón que con el viento pueda llevar sus semillas lejos? ¿Creen que las plantas carnívoras pueden ellas mismas con conciencia despierta, intelectual dirigir y manejar los distintos conjuntos de aparatos técnicos con los que cazan insectos? ¿No es aquí el instinto lo infaliblemente decisivo? ¿Por qué el instinto religioso de los hombres, esta fuerte tendencia a creer en formas de vida superiores a los hombres y animales, esta tendencia a creer imperturbablemente que las manifestaciones de la naturaleza son manifestación de vida y conciencia no tendría que ser, igualmente, un resultado de la conducción del instinto, como las manifestaciones de las plantas y los animales conducidas por el instinto? |
Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.
Síntesis