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El amor de Cristo y los hombres terrenos  2588. Pero, ¿cómo iban los hombres a poder prestar el antedicho amor si, precisamente, la mano creadora de Dios no lo fomentase a través de la propia experimentación del bien y del mal por los seres? ¿Y como iban los hombres a experimentar el bien y el mal si no se hubiera abierto el acceso a esta experiencia a través del ciclo de la evolución? ¿Cómo podría ser posible este acceso si los dos grandes órganos generales: el polo masculino y femenino de los seres no existieran? Aquí vemos, por lo tanto, en Cristo a un ser que representaba la manera de ser acabada, totalmente divina tan bien como era posible en un mundo donde esta manera de ser todavía era una longitud de onda que sólo podía crear escasos, y más o menos imperfectos, contactos con un relativamente pequeño grupo de hombres que tenían más o menos madurez para su predicación, y de ninguna manera podía crearlos con la parte de los hombres terrenos que representaban el concepto de la vida autorizado y mantenido con poder y dictadura. Sólo generaciones posteriores iban a empezar a comprender esta tan alta estructura divina y penetrante profusión luminosa de la facultad de amar. ¿Cómo iban, sino, los hombres a llegar a amar a su prójimo como a sí mismo? El cumplimiento de este gran mandamiento es una condición absoluta para que un ser pueda convertirse en el hombre a imagen de Dios y, con ello, cumplir el gran objetivo que es la intención que sea el resultado final para cada ser vivo. Todos los seres vivos son, claro está, hombres en diversos estadios de la creación del hombre por Dios a su imagen. ¿Y qué es lo que, precisamente, vemos en el desarrollo de este incipiente amor al prójimo en el hombre terreno? ¿Por qué hay en estos seres dos naturalezas: la mala y la buena? ¿Por qué no existen estas dos naturalezas en los animales? ¿Por qué la naturaleza que, precisamente, desencadena el mal está en degeneración, y por qué la que tiene que fomentar el bien está, precisamente, desarrollándose en los hombres? ¿Se pueden justamente pedir pruebas o hechos más claros que confirmen las dos naturalezas de los hombres que, precisamente, las pruebas en forma de todo lo que Dios deja que los hombres experimenten en la época actual?


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