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Los hombres no cumplen las prescripciones religiosas a causa de castigo y amenazas de tormento eterno en un infierno  2570. El día de juicio final o el cataclismo con guerras mundiales, destinos desdichados, matrimonios desdichados e hijos que son desdichados y no tienen una vivienda digna, porque han sido engendrados por padres que sólo han pensado en obtener placer sexual, sin querer ser responsables de los hijos que, así, han puesto en el mundo, ¿no muestra que la amenaza de las religiones de una perdición eterna y tormento en el infierno no tiene ningún efecto en absoluto? A esto hay que añadir todas las muchas desdichas y sufrimientos que, además, hay en la vida cotidiana de la humanidad terrena. ¿No es todo efectos de la transgresión de las prescripciones de la moral universal cristiana? ¿Y no hay tanto una administración de justicia, como medidas punitivas para enseñarles a los hombres lo que pueden y no pueden hacer? Y los hombres, a pesar de esto, ¿no han aumentado todo el tiempo su capacidad en el arte de la guerra o de destreza en la lucha? ¿Y no ha sucedido que la religión mundial cristiana ha prescrito: Mete tu espada en la vaina, porque quien a espada mata a espada muere? ¿Y no son, precisamente, los estados de esta religión que se han convertido en la gente más diestra del mundo en la guerra? ¿Y no son los mismos estados que tienen armas atómicas y de hidrógeno? ¿Y no fueron los primeros en matar con una capacidad millones y millones de veces mayor que la que podían conseguir con la espada? ¿Por qué, a lo largo de todos estos años en que ha existido el cristianismo, no se ha estudiado y comprendido este mandamiento divino y amonestador que dice lo que sucederá cuando se usa la espada, que aquí significa matanza y asesinato de otros seres? ¿Por qué no se han escuchado todas las otras grandes proclamaciones morales o prescripciones de amarse mutuamente, de no mentir, robar ni engañar, hurtar ni saquear? Las palabras pronunciadas durante casi dos mil años en iglesias y desde púlpitos, ¿no han proclamado, generación tras generación, el mismo mensaje divino, la misma advertencia, la misma instrucción? Y, con respecto al campo del principio mortífero, el mundo es peor que nunca.


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