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Una nueva moral, o concepto de la vida que está en contacto con el proceso de transformación de «animal» en «hombre», es absolutamente necesaria  2563. Con respecto a la degeneración matrimonial tratada anteriormente, se trata de un proceso irresistible de transformación cósmica de la psique del hombre terreno. Es un proceso de transformación que constituye una fase imprescindible del ciclo cósmico de espiral y, con ello, una fase correspondientemente cósmica del orden eterno del universo. Es una fase de la finalización de la creación del hombre por Dios a su imagen y semejanza. Sin esta fase del orden del universo, esta creación sería totalmente imposible, y el gran plan de Dios con el perfeccionamiento de los hombres sólo sería entonces un espejismo en el desierto. Pero, lo contrario es hoy, afortunadamente, un hecho para quienes pueden ver y oír y verdaderamente pensar y comprender. La creación es un hecho inalterable. Y todos los resultados finales de la creación cósmica muestran ser para alegría y bendición de los seres vivos. Y una ojeada sobre la humanidad terrena muestra, inalterablemente, que sus individuos se encuentran en una escala con distintos estadios evolutivos, desde el primitivismo al alto intelectualismo. Esta escala muestra que algunos hombres están más avanzados en perfeccionamiento que otros. Si no tuviera lugar ninguna evolución, ¿cómo podrían, entonces, estar algunos seres delante de otros en perfeccionamiento? Entonces tendrían que estar todos en el mismo estadio. ¿No es la vida cotidiana enseñanza, creación de experiencias, experiencias de sufrimiento y de alegría? ¿Cómo podría el hombre evitar convertirse en más sabio y acumular sabiduría en un estado así de experimentación? ¿De qué servirían estos estados radicales en la vida de los seres, si no tuvieran lugar para hacer experiencias? ¿Y por qué tiene el hombre la facultad de hacer experiencias, si estas experiencias no tuvieran, precisamente, la misión de hacer evolucionar a los seres? Tenemos, por lo tanto, que comprender que lo más importante de esta fase del orden del universo, que constituyen los matrimonios desdichados, no es que el ser sea infiel en el matrimonio y, así, no cumpla la promesa dada a su cónyuge, al que, de otra manera, seriamente ha prometido fidelidad y amor toda su vida terrena actual. Porque esto sería por sí mismo una culminación de inmoralidad y falta de amor. Pero, dado que es el resultado de una transformación de la psique del hombre, sobre la que éste no tiene ningún control, y que ninguna moral religiosa ni civil puede cambiar, ya que son las propias leyes del ciclo cósmico de espiral o la fuerza y poder de la propia naturaleza que se hacen valer, ante la cual el hombre sólo constituye un fenómeno microscópico extremadamente pequeño, tiene que crearse un concepto moral o concepto de la vida que pueda estar en contacto con este nuevo estado del hombre. No sirve de nada que los hombres luchen por cumplir una moral y una manera de ser adecuadas a un estado de vida que, en mayor o menor grado, orgánicamente hace tiempo que han abandonado y que ya no constituyen ni anímica ni corporalmente. ¿Cómo iban a poder cumplirlas? De hecho, estamos aquí ante la salida de los hombres de la última parte del reino animal hacia el reino humano, hacia la imagen de la Divinidad, hacia el hecho de convertirse en «uno con Dios». Es una trayectoria que le es igual de imposible al hombre cambiar como es imposible cambiar la órbita de las estrellas en el espacio eterno del universo.


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