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Los atributos «animales» y «humanos» del hombre terreno  2542. La parte de la psique del hombre que los hombres mejor conocen es la que todavía les queda de la conciencia animal, es decir, el principio de apareamiento o estado sexual unipolar. Es más, esta parte es todavía tan fuerte en la conciencia del hombre terreno que es una condición vital para su reproducción y reencarnación o renacimiento. Tampoco es extraño que esta parte de la conciencia del hombre terreno se perciba como la ordinaria o normal. Todavía constituye, incluso en su estado o forma altamente degenerada, el fundamento vital de la vida corriente del hombre terreno. El estado animal, esta parte que la conciencia del hombre terreno representa, es, de esta manera, del «mamífero». No es, por consiguiente, esta parte la que hace que al hombre terreno se le haya dado el predicado de «hombre». Esta parte produce, simplemente, los atributos del animal mamífero, que son, como hemos mencionado anteriormente, celos, envidia, odio y deseo de venganza y las consiguientes consecuencias oscuras en la vida cotidiana. Los atributos que le han dado al hombre terreno el predicado «hombre» son, al contrario, inteligencia, conocimiento, humanitarismo, intuición y el consiguiente grado correspondiente de facultad creadora desarrollada, cultura o manera de ser intelectual y amorosa hacia todo y todos, además de la degeneración de la unipolaridad y una incipiente bipolaridad. «Animal» y «hombre» es, así, el análisis fundamental del hombre inacabado, no iniciado o no nacido cósmicamente. Este análisis no es, en realidad, ningún análisis nuevo para los grandes sabios de la humanidad en el pasado, de lo cual es testimonio el símbolo más excelente y más elocuente, la antigua figura de «la esfinge» o cuerpo de animal con cabeza de hombre.


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