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El fundamento básico de la manera de ser del ser no es la voluntad en sí, sino lo que influye sobre la voluntad o la dicta  2527. Aquí se convierte en un hecho que el fundamento básico de la manera de ser de los seres no es la voluntad en sí, sino, al contrario, lo que influye sobre la voluntad y la dicta. Lo que, así, dicta la voluntad del ser y lo lleva a querer una cosa u otra es su estructura orgánica interior. Esta estructura no se puede cambiar en absoluto por medio de la voluntad. Si el ser es un animal, no sirve de nada que de pronto quiera ser un hombre. Tiene que seguir siendo un animal hasta que su estructura orgánica se transforme por medio de la evolución, de modo que genere manera de ser humana. Pero, esta transformación de animal en hombre sólo tiene exclusivamente lugar por medio de los efectos de su manera de ser animal. Esta manera de ser en su forma pura es una manera de ser altamente dramática, dado que existe todo el tiempo en virtud del principio mortífero, que es el fundamento de su instinto de conservación. Que esta manera imperfecta de ser cree efectos correspondientemente asesinos y fomentadores de sufrimiento es algo natural, puesto que la ley del destino condiciona que los efectos de la manera de ser o actos de un ser regresen de manera absoluta a él. Son estos efectos los que se convierten exclusivamente en su destino. El animal tiene, por lo tanto, este destino de sufrimiento porque le falta intelectualismo y amor.


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