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Prostitución y masturbación  2510. La satisfacción sexual también se ha convertido en millones de personas en un objeto de negocio, un objeto de venta. En ciertos países, la prostitución ha sido directamente autorizada. Los hombres compran su satisfacción sexual con mujeres que se ofrecen a tal o cual precio o forma de pago. Y, ¿qué es lo que se vende y qué es lo que se compra? ¿Se cree que es simpatía o amor? Si es este el caso, se vive en una desviación mental de la realidad. Para que la mujer pueda soportar los muchos actos sexuales, en los que como prostituta tiene eventualmente que participar cotidianamente, tiene que entrenarse a poder dejar de involucrarse afectivamente en los actos, si de antemano no se encuentra en la situación de que carece totalmente de sentimientos o de la sensación normal de voluptuosidad del acto sexual. Debido a ello, sólo puede eventualmente obtener esta sensación de voluptuosidad por medio de una pareja en un orgasmo de un acto perverso. A una pareja así se la conoce, en general, con el concepto «rufián». Tales rufianes no necesitan ser perversos ellos mismos, pero están de acuerdo, a cambio de pago, en satisfacer a la mujer de esta forma artificial o perversa. Viven muy bien con el dinero que la mujer en cuestión gana con su prostitución. Pero, ¿qué es entonces lo que los clientes de las prostitutas obtienen por su dinero? No es ni simpatía mutua sexual ni afecto, porque una mujer así es imposible que pueda darlo a sus clientes de otra manera que en forma de camuflaje. Pero un orgasmo llevado a cabo con una pareja en la que la simpatía o el afecto sexual durante el acto es exclusivamente camuflaje sólo es, en realidad, para la pareja masculina masturbación camuflada. De la misma manera, el orgasmo del acto perverso que la prostituta tiene con su rufián sólo es también masturbación camuflada. A esto hay que añadir la muy generalizada y corriente masturbación en solitario, es decir, el orgasmo que el ser estimula en sí mismo sólo sin ninguna pareja, porque la persona en cuestión se ha acostumbrado tanto a este acto en solitario que él (ella) lo prefiere en vez de buscar el orgasmo en un acto normal con una pareja.


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