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El hombre terreno es un ser de transición de animal a hombre  2498. La mentalidad del hombre terreno contiene, por consiguiente, el comienzo de la verdadera conciencia humana. Y son también las incipientes fuerzas de esta conciencia las que han dado lugar a la transformación del cuerpo animal en organismo de hombre, cuya postura natural es la erguida, y que está en condiciones de comenzar a aprender del entorno y usar conscientemente las experiencias que hace en su convivencia con la naturaleza y otros seres. Así se desarrolla su inteligencia y con ella, por su parte, se desarrollan nuevas esferas de interés. Este ser, que a diferencia del estado animal comienza a marchar erguido, ha adquirido, de esta manera, un horizonte de conciencia o zona psíquica que se encuentra totalmente fuera de la zona de su principio de apareamiento o matrimonio. Y es esta nueva zona de conciencia la que ahora lo libera cada vez más de ser un animal en su forma pura, es decir, de ser un ser que vive exclusivamente para la vida de apareamiento o reproducción. Esta zona es, así, lo que, como se ha dicho, constituye el incipiente hombre en el animal. Y este animal, en el que el incipiente hombre existe codo a codo con la zona de la conciencia heredada del animal, que constituye la zona del apareamiento o reproducción, es decir, la zona matrimonial, constituye el hombre terreno inacabado. El hombre terreno es, así pues, un ser de transición de animal a hombre. El ser es un animal en el mismo grado en que el principio de apareamiento o reproducción animal o las tendencias matrimoniales se imponen en el ser, del mismo modo que es un hombre en el mismo grado en que se impone la esfera de conciencia intelectual, que se encuentra totalmente fuera de dicho principio matrimonial.


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