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Seres de medio sexo y seres de sexo completo  2479. Como ya sabemos, el despliegue del principio del contraste está organizado de una manera especial en forma de ciclos cósmicos. En un ciclo cósmico así la oscuridad culmina, al mismo tiempo que la luz se encuentra en su despliegue mínimo, del mismo modo que la luz, en otro lugar de la zona del mismo ciclo, culmina al mismo tiempo que la oscuridad está en estado latente o despliegue mínimo. Es de esta manera que se mantienen los seis distintos reinos del ciclo de espiral, y en los cuales los seres vivos experimentan alternativamente la culminación de la oscuridad y de la luz. Por medio de esta experiencia cambiante, que hacen de culminación de la oscuridad y de la luz, es mantenida su facultad eterna de experimentar la vida. En caso contrario, toda percepción sería imposible. Pero, en virtud del principio del ciclo, la facultad de experimentar la vida de los seres no puede, así, cesar jamás. Y, en virtud de esto, los seres son inmortales y experimentan consciente y eternamente la vida. El estado de movimiento y creación de todo el universo está, así, exclusivamente organizado según este mismo principio del ciclo, con lo cual todas las relaciones de contraste son organizadas como ayuda a la facultad de experimentar la vida de los seres vivos. Como ya sabemos hace tiempo, es esta regulación del contraste en el universo la que, así mismo, hace que los seres vivos, en ciertas épocas de su experimentación de la vida, aparezcan como seres unipolares, es decir, como seres especialmente de sexo masculino o especialmente de sexo femenino. Cada uno de estos seres sólo constituye, a su vez, un «ser de medio sexo». Mientras el estado de medio sexo fomenta el estado de experimentación de la vida que denominamos «reino animal», «el estado de sexo completo», es decir, «la bipolaridad», conduce a los seres a través del reino humano perfecto y luego a través de las formas de experimentación de la vida de los mundos superiores, más allá de la zona de existencia física. Y estamos de nuevo en contacto con «el fuego supremo», o significado del principio sexual como fundamento de la culminación de la experimentación de la vida en la más alta luz y la más profunda oscuridad, con la consiguiente inmortalidad o existencia eternamente consciente en la profusión luminosa de Dios, siendo uno con el padre eterno en el amor y en la consiguiente creación de luz en la oscuridad.


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