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No es extraño que hasta el momento no se haya podido crear paz en la Tierra  2470. Pero, la intención de la vida no es que los hombres de la Tierra sólo tengan que vincularse por medio de una facultad de compasión. El amor también tiene que poder manifestarse entre ser y ser sin que tenga que ser compasión. Una convivencia así entre los hombres, basada absolutamente al cien por cien en amor, es lo que constituye la base fundamental de la experimentación de la vida. De hecho, es esta forma de convivencia la que constituye la vida en sí o el tono básico del universo. Es la propia conciencia de la Divinidad. Esta conciencia de amor todavía sólo está en su primer incipiente comienzo en la mentalidad humana terrena. En realidad, todavía es tan débil que sólo se la puede denominar la brisa marina en la cercanía del mar. Guerras y temor a la guerra, odio y persecución, la manifestación de la ley de Moisés: ojo por ojo y diente por diente, todavía hacen estragos en el mundo como poder legislativo y jurídico autorizado, a pesar de que los hombres hace tiempo que han recibido el mensaje: Ama a tu prójimo como a ti mismo y perdónalo no sólo siete veces, sino hasta setenta veces siete veces cada día. Este inquebrantable mensaje de paz, y absolutamente única condición para la auténtica y verdadera paz en la Tierra todavía es, para los gobernantes o personas con poder en la Tierra, una utopía o un estado que opinan jamás se podrá alcanzar. Con esta actitud en los seres que tienen que gobernar o dirigir a los hombres y crear su cultura, no es extraño que el cristianismo todavía sólo sea en gran medida una religión en cuyo nombre hasta ahora y todavía un tiempo en el futuro se cometerán colosales transgresiones de las leyes de la vida o principios básicos del universo o cosmos.


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