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«El bien desagradable» y «el bien agradable»  2467. Con respecto a la oscuridad en la experimentación de la vida, esta oscuridad constituye, claro está, la morada de todo lo que forma parte del concepto «lo desagradable», el dolor y el sufrimiento. Debido a esto, a esta oscuridad se la ha denominado «el mal». Pero, aquí es fácil ver que sólo es en la experiencia de la pequeña conciencia local del ser vivo, en la que no tiene ningún conocimiento en absoluto sobre el hecho de que su vida terrena actual sólo es un eslabón de una cadena de vidas pasadas y futuras, que la experimentación de la vida puede tener un tinte de ser verdaderamente «mala», es decir, ser una manifestación de falta de amor por parte de la vida, de la Providencia, o de los semejantes. Como es una condición totalmente inevitable para que el ser pueda, en resumidas cuentas, mantener su facultad eterna de experimentar la vida, dicha experimentación es, sin embargo, en sumo grado expresión de un bien que fomenta la vida. De esta manera, sólo es el ser no iniciado el que, como sabemos, no tiene ninguna conciencia en absoluto de su estructura cósmica o eterna y, por consiguiente, no puede percibir ni experimentar el objetivo y la necesidad de su destino o estado de experimentación oscuro. El ser cósmicamente consciente, que percibe y experimenta la estructura cósmica o eterna de toda la vida, ve esta estructura como un despliegue de amor al cien por cien. Este despliegue no muestra ningún «mal» en absoluto, sino que aparece con dos contrastes que son absolutamente condicionantes para toda experimentación de la vida. Son estos dos contrastes los que se manifiestan como el presunto «mal» y el presunto «bien», pero que en realidad, desde el punto de vista cósmico, sólo pueden, como se ha mencionado anteriormente, expresarse respectivamente de manera absoluta como «el bien desagradable» y «el bien agradable». Y como estos dos principios de manifestación son ambos absolutamente igual de necesarios para experimentar la vida y para la manifestación, aquí vemos de nuevo la confirmación de que «todo es muy bueno».


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