Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(2396-2664,E) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

Si el mal no existiera y las leyes de la vida no pudieran transgredirse  2465. Inmortalidad es lo mismo que una experimentación eterna de la vida. A la existencia eterna de los yos de los seres vivos hay, así, vinculada una facultad eterna de experimentar la vida. Que esta facultad pueda, en resumidas cuentas, ser una facultad de experimentar está condicionada por el hecho de que en ella hay dos posibilidades de experimentación y creación, a saber, la creación y experimentación del «mal» y la creación y experimentación del «bien». Que dos formas de experimentación así puedan tener lugar se debe a la circunstancia de que todos los movimientos y creaciones o manifestaciones de todo el universo, basados en ellas, están de tal manera sujetos a una ley que, como se ha dicho, en sus resultados finales se convierten en alegría y bendición para seres vivos. Pero, al mismo tiempo se ha dado acceso a los seres a que con su manera de ser puedan ir contra esta sujeción en el universo. Su actuación está, entonces, en desarmonía con la lógica que crea la bendición y alegría de los resultados finales. La experimentación de la vida está, entonces, de modo correspondiente llena de decepciones, aflicciones, amargura, odio y cólera o todo lo que crea los denominados «destinos desdichados» o, como se ha dicho, «el mal». Pero, si a los hombres no se les hubiera permitido ir contra el sistema de leyes del orden del universo, ningún ser podría llegar a sentirse como un hombre independiente y libre. Si sólo pudiera manifestar «el bien», si sólo pudiera cumplir las leyes de la vida no habría ninguna posibilidad en absoluto de que el ser pudiera tener alguna forma de voluntad. Lo haría todo de manera ciega y automática, aparte de que, en resumidas cuentas, no tendría ninguna posibilidad en absoluto de experimentación de la vida, manifestación ni creación. Si la ley de la vida no pudiera ser transgredida, no existiría. Una ley que no puede ser transgredida, no es ninguna ley. La forma de vida sería, entonces, una realidad que sería imposible cambiar. Ante una forma de vida que no puede cambiarse, no se necesita ningún sistema de leyes protector ni ningún mandato contra este cambio. Un cambio que no existe no necesita ser protegido. Pero un sistema de leyes así de amplio, en el que se basa y es posible toda la experimentación de la vida, existe.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.