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| La creación de la verdadera paz no es un asunto de voluntad ni de poder, sino un asunto de evolución | 2457. Ya conocemos la causa del estado de juicio final en que se encuentra toda la humanidad de la Tierra. Hemos visto que esta gran convivencia, en la que la humanidad del planeta tiene que vivir, hoy tiene que ser necesariamente como es, precisamente porque está constituida por seres de muchos estadios evolutivos diferentes. No hay ningún poder en la Tierra que esté en condiciones de cambiar esto. La paz mundial, que los hombres, a medida que han experimentado la guerra y la oscuridad, han empezado a anhelar, no es, así pues, un asunto de voluntad ni de poder. Si sólo se tratase de voluntad y poder, una verdadera paz entre naciones y entre hombre y hombre podría convertirse pronto en un hecho. La mayor parte de los hombres, verdaderamente intelectuales, de la Tierra no desean la guerra. Todos desean verdaderamente tener paz. Que no la tengan no es en absoluto porque no la quieren, sino porque creen que la pueden crear con poder. Pero con poder no se puede forzar su aparición. Las numerosas guerras y las últimas grandes Guerras Mundiales, la gran preparación para la guerra en la que las naciones se siguen manteniendo, además de la dictadura y la manifestación de poder, han convertido esto en un hecho inalterable. |
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