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Toda experimentación de la vida basada en el poder en vez de la justicia lleva al cataclismo o infierno  2437. Por sí mismo el poder no puede crear, de ninguna manera, paz. Sólo puede crear opresión, soberbia y, con ello, su propia y absoluta caída. Todo poder inhumano lleva en sí su propia caída. Tanto hombres concretos como estados que mantienen su existencia exclusivamente a base de un poder inhumano o falto de amor van inevitablemente hacia su propia caída. Una manera así de ser es el camino al cataclismo o infierno. Este cataclismo o infierno constituye los guardianes del umbral en su forma pura. Esto es válido tanto para estados como para individuos concretos. Estos guardianes del umbral son imprescindibles y divinos, de manera que detienen a los seres en su opresión destructora o mortífera y explotación egoísta de los semejantes que tienen bajo su poder. Como los tormentos del infierno o los sufrimientos dan lugar al crecimiento de la misma facultad,* los seres, por medio de esta nueva facultad, se van poco a poco deshabituando a querer construir su vida a base de la opresión de otros y la explotación egoísta de sus semejantes, a costa de su felicidad, salud y bienestar, para apoderarse ellos mismos de los bienes materiales de la vida, es más, incluso llegando al lujo y abundancia. Tarde o temprano, todos los seres encontrarán, de esta manera, a los guardianes del umbral, según y como su manera de ser sea egoísta y sea a costa de otros. Si el poder inhumano no condujese al cataclismo o a los guardianes del umbral, ningún hombre podría convertirse en «el hombre a imagen de Dios» tal como, precisamente, la evolución lo lleva, de manera inevitable, a llegar a ser.
 
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* Léase: humana.


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