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Las consecuencias más graves de la ignorancia y el primitivismo de la humanidad en el ámbito psíquico, cósmico y moral  2432. Pero no es en absoluto ésta, la verdadera moral universal cristiana, la que hoy vemos practicar como la moral y manera de ser de los presuntos «estados cristianos». Comparada con la verdadera y auténtica moral universal cristiana, que es idéntica al tono básico del universo: el amor y, con ello, es una con la conciencia y manera de ser de Dios, tal como fue proclamada y practicada con la manera de ser del redentor del mundo Jesucristo, el cristianismo practicado hoy se muestra, en gran medida, como inconmoviblemente pagano. Por esto, es totalmente incapaz de salvar al mundo. Guerra y derramamientos de sangre, indigencia y miseria, culto religioso a uno mismo e intolerancia seguirán predominando en él, aunque verdaderamente ha podido de muchas maneras crear ciertos bienes para los hombres. Todavía no parece ser capaz de poder distinguir entre lo que es verdadero cristianismo y lo que es paganismo inconmovible. La verdadera moral cristiana o cósmica universal, en su forma pura, pertenece a un estadio evolutivo que la mayoría todavía está muy lejos de haber alcanzado. Los hombres de la Tierra todavía no se han convertido en seres-cristo o budas nacidos cósmicamente, pero tampoco han comprendido todavía qué es un cristo o buda verdaderamente nacido cósmicamente o el hombre verdaderamente perfecto o acabado a imagen de Dios. La más profunda estructura interior anímica o espiritual que eleva la manera de ser del hombre a una esfera o zona de amor tal que lo convierte en uno con Dios, no la conocen en absoluto. Para ellos es una utopía aparentemente inalcanzable. De hecho, una gran cantidad de hombres despreciarán, y quizá perseguirán directamente, los análisis que muestran lo totalmente diferentes que son la más profunda estructura cósmica del hombre perfecto y del animal perfecto, cuando ambos se presentan en su forma más pura. Pero, al igual que la mayor parte de los actuales hombres civilizados no pueden comprender cuál es la causa de la especial manera de ser de los presuntos «malhechores», tampoco pueden comprender cuál es la causa de la manera de ser del hombre perfecto. Es por esto, que, en el peor de los casos, castigan y ejecutan a dichos «malhechores», siendo también esto lo que los hizo crucificar a Cristo y perseguir a los primeros seres que aceptaron su sabiduría realista y buscaron introducirla en su manera de ser. Y aquí estamos ante las consecuencias más graves de la ignorancia de la humanidad en el ámbito psíquico. Estas consecuencias constituyen, en realidad, un primitivismo tan amplio en el conjunto de la psique de la humanidad, que tiene que calificarse de enfermedad mortal. Lleva a los hombres a sabotear gran parte de su propio cuerpo orgánico físico (los organismos de los hombres). Todas las guerras, desde las grandes guerras mundiales hasta las más pequeñas disputas entre hombres concretos, son, sin ninguna excepción, un sabotaje a seres y cosas, que no pueden evitar dejar en la estructura física y psíquica de la humanidad correspondientes zonas enfermas de muerte. Son todos estos sabotajes y las consiguientes zonas enfermas de muerte lo que constituye lo que denominamos «día de juicio final» o «cataclismo». Y mientras esta ignorancia y este primitivismo tan extraordinariamente grandes persistan en el ámbito psíquico o espiritual cotidiano de la humanidad, esta humanidad no experimentará la verdadera paz permanente en la Tierra, que ha sido anunciada a través del evangelio de Navidad, y que de todo corazón tan profundamente desea.


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