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| Donde el principio de vida animal todavía crea moral y manera de ser para el hombre terreno | 2419. Vemos, incluso, que este principio moral o de vida animal todavía se hace valer en gran medida en la zona de los hombres terrenos. Matan y asesinan, hacen guerras y guerras mundiales, se perfeccionan en el arte de la guerra y en la creación de armas mortíferas y en cómo mejor pueden destruir a otros seres, si son un obstáculo para satisfacer sus deseos y apetitos. Cuando los hombres roban, hurtan y saquean, es fácil reconocer aquí estos instintos como iguales a los instintos animales. Estos hombres todavía están, por lo tanto, en un estadio en el que sólo pueden considerar su manera de ser como moral. En este ámbito, su mentalidad todavía es, así pues, idéntica a la del animal. No tienen, por consiguiente, la facultad de considerar su manera de ser como inmoral. Aquí también están, naturalmente, atados a su concepción de la vida de la misma manera que los animales lo están a la suya. Pero, donde el animal ha empezado a encarnarse en un incipiente organismo de hombre tiene lugar una transformación especial en la evolución de los seres. Mientras en los animales, la evolución dio lugar a grandes transformaciones del organismo, los seres, antes de llegar al organismo humano, pasaron muchas encarnaciones o vidas físicas en muy diversas formas y estructuras de organismos cada vez más elevados. Y en el organismo de hombre continúa la evolución. Pero este organismo contiene en sí mismo una perfección tal, que los seres en él pueden experimentar muy diferentes etapas evolutivas o estadios por los que el animal tiene que pasar durante su transformación en hombre. Este organismo de hombre es el que ha comenzado en los animales como organismo de mono. |
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