Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(2396-2664,E) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

En el universo no hay ningún «mal» absoluto, dado que todo lo que aparece con este concepto es material de importancia vital para la creación de la facultad eterna de los seres de experimentar la vida  2412. Habiendo llegado aquí a la causa fundamental de toda la guerra y la discordia y los consiguientes destinos desdichados, estamos en condiciones de poder limitar teóricamente la superstición, altamente dominante hasta la fecha y fomentadora de muerte y sufrimiento, de que los seres vivos, que conocemos como el fundamento de la conciencia, manifestación y experimentación de la vida de Dios, o sea, como los instrumentos de percepción y manifestación de Dios, tuvieran que ser «malhechores», tuvieran verdaderamente que ser, en sentido absoluto o cósmico, seres malos, poseídos por el diablo. Por medio de nuestros análisis cósmicos sabemos que en el universo no existe ningún «mal» verdaderamente absoluto. Es cierto que en el mundo hay dos clases de manera de ser: una que llamamos «mala», y una que llamamos «buena». Pero, también sabemos que si una de ellas no existiera, sería imposible percibir la otra. Si no hubiera ninguna oscuridad, no podríamos percibir la luz, y si no hubiera ninguna luz, no podríamos percibir la oscuridad. Todo lo que conocemos, sólo lo conocemos a base de su contrario o contraste. Por consiguiente, debemos aprender a contemplar el presunto «mal» como lo que es, y no como lo que no es o como lo que, a causa de ignorancia, se opina que es. Pero, como el presunto «mal» es una condición vital para el mantenimiento de la facultad eterna del ser de experimentar la vida, sólo a causa de esto es necesario expresarlo como un «bien», aunque es un «bien desagradable» en relación con el denominado «bien». Ambas realidades son fenómenos creados. Por lo tanto, frente a su creador, el ser vivo, que está por encima de toda la materia, sólo pueden ser material secundario para su creación y experimentación de su vida y existencia eterna y, con ello, de tiempo y espacio, cuyo origen y señor supremo, por lo tanto, también es.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.