Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(2396-2664,E) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

El ser vivo y «el fuego supremo»  2402. ¿Cómo se crea una época de vida tan alta, donde los seres aman a su prójimo como a sí mismo y, en virtud de este amor, experimentan la culminación de la experimentación de la vida? Mediante anteriores análisis de la presente obra, «Livets Bog», se nos han dado los análisis básicos para pasar por la experimentación de la vida a través de la culminación de la oscuridad y la luz. Así sabemos que la estructura eterna del ser vivo está formada por un «algo» sin nombre o su «yo» eterno, su principio creador eterno y el principio eterno de su organismo. De esta manera, sabemos que estos tres principios forman la unidad inseparable que constituye lo que experimentamos como «el ser vivo». Un ser vivo debe, a saber, constar inevitablemente de un yo o un «algo» que puede experimentar y crear, es decir: puede experimentar su entorno y, así mismo, manifestarse a él y, de esta manera, fomentar la combinación de energía y movimiento o vibración que se conoce como «la experimentación de la vida». Pero la manifestación del ser vivo a su entorno y su experimentar el entorno es fomentada y regulada, así mismo, por un principio eterno. A este principio lo conocemos por análisis anteriores como «el fuego supremo». Este principio es fomentado por medio de un sistema de órganos, que conocemos como «la disposición para la simpatía», y cuya función sólo es ante todo conocida como instinto de apareamiento o instinto sexual de los seres vivos. Es también esta disposición la que hace que los seres aparezcan como «seres de sexo masculino» y «seres de sexo femenino».


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.