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(2396-2664,E) 
 
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«Los guardianes del umbral»  2397. Cuando, en el ser, el amor al prójimo se convierte en lo primario o más importante de su manera de ser, lo animal o lo malo de su conciencia ha degenerado y se ha extinguido. Como esta manera de ser animal, cuya estructura eléctrica es imposible que se ponga en contacto con la estructura eléctrica humana o de la manera de ser del amor, pero crea, inevitablemente, cortocircuitos (celos, peleas, ira, violencia, muerte y asesinato), es lo que le impide al hombre inacabado alcanzar el contacto pleno con la longitud de onda del amor o tono fundamental del universo. Como este contacto es estrictamente necesario, para que un ser pueda llegar a ser consciente cósmicamente y, así, experimente su propia inmortalidad, experimente a la Divinidad como un hecho real y los demás análisis cósmicos del universo como el cuerpo de Dios y, con ello, la solución del misterio de la vida, lo animal del hombre tiene, así, que ser necesariamente una barrera para que el hombre inacabado alcance la conciencia cósmica y, con ello, el resultado del misterio de la vida. Y sin ella es imposible que constituya el hombre acabado a imagen y semejanza de Dios. Por esto, también hemos denominado aquí, en «Livets Bog», «guardián del umbral» al mal, a lo animal o lo inacabado del hombre. Las naturalezas inacabadas de los hombres y, por lo demás, de todos los seres vivos son, de esta manera, la absolutamente única causa de toda la desdicha y todo el sufrimiento, de toda la guerra, muerte, asesinato, mutilación y enfermedad, al igual que el sometimiento y la degeneración de estas naturalezas inacabadas es el fundamento absoluto para todo lo que forma parte del concepto «conciencia cósmica» y la consiguiente sabiduría, paz y alegría, felicidad y bienaventuranza.


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