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La economía sin dinero del estado mundial 39. Que el mundo de lucha política que existe hoy habrá cesado totalmente en el estado mundial, dado que para entonces se habrá encontrado una solución general de toda política y existirá en la práctica. Cuando algo ha encontrado el equilibrio, no necesita buscar el equilibrio. Cuando toda la política haya encontrado su equilibrio, los hombres ya no necesitarán buscar este equilibrio. Así, toda la lucha política desaparecerá. Cuando todos los estados de la Tierra hayan encontrado, de esta manera, el equilibrio político y libremente se hayan convertido en un reino o un estado, ya no habrá ninguna base para la guerra. Todas las fuerzas armadas desaparecerán. Como máximo podrá haber una policía mundial tras la autoridad que el gobierno mundial constituirá entonces. Esta autoridad mundial y su policía mundial también se someterán a la prestación de trabajo, prescrita por la ley, para los hombres que tienen aquí cualificaciones y formación, y para quienes esta especial prestación es algo a lo que se sienten llamados, algo que significa una alegría y ganas de vivir. Para la humanidad, este cambio significará un colosal ahorro económico, dado que todas estas fuerzas armadas o esta preparación para la guerra, en mantenimiento hoy, desaparecerán. Ahorro económico en el estado mundial significa ahorro de horas de trabajo, puesto que en el estado mundial el dinero ya no existe como medio de pago. Aquí nadie puede comprar ni vender mercancías. Nada en absoluto tiene valor comercial, porque ningún producto ni cosa creada se produce para tener que constituir un producto comercial. Todas las mercancías, objetos de consumo, aparatos y máquinas, dicho brevemente, todos los productos vitales deseados por los hombres y otros productos y fenómenos creados son hechos, exclusivamente, para poder satisfacer sus exigencias o deseos. Esto está en vigor no sólo para los productos meramente vitales, sino también para los productos menos importantes, cuando de una manera lógica pueden dar a los hombres felicidad y alegría por el hecho de existir. Para poder crear esta satisfacción llena de felicidad para los hombres no es en absoluto necesario dinero, sino, al contrario, exclusivamente sólo la facultad de trabajo o creación. Es, precisamente, por esto que cada hombre aquí, en el estado mundial, tiene que prestar al estado exactamente el número de horas de trabajo que le cuesta a este estado hacer realidad la satisfacción de sus necesidades vitales y otros eventuales deseos y anhelos. Estas horas de trabajo le dan, así, a quien las realiza un pasaporte vitalicio o pasaporte de estándar de vida como certificado de garantía de que, precisamente, ha cumplido su compromiso de trabajo. Este pasaporte da a su titular acceso a todo lo que uno se puede imaginar que un hombre necesita razonablemente para sus necesidades vitales cotidianas, normales, tal como: vivienda, viajes, libros, ropa y productos para el hogar, medios de transporte, etc., en el grado que el estándar ordinario del estado mundial está calculado para poder dar a cada ciudadano, en virtud de las horas obligatorias de trabajo. Todo el material es gratis para todos los que desean usarlo de manera razonable. La causa principal de la pobreza, indigencia, hambre, necesidad y miseria material desaparece con esto. El robo, el hurto, el saqueo y el fraude también cesarán totalmente, dado que nada en absoluto tiene valor comercial, dado que el dinero no existe, aparte de que nadie es pobre ni necesita adquirir bienes ilegalmente. Cada ciudadano tiene, claro está, fácil acceso a ver satisfechas sus necesidades materiales en virtud de su pasaporte de estándar de vida. Como este pasaporte sólo es válido para la persona para la que ha sido expedido, no puede de ninguna manera ser usado por otros. Como el dinero ha sido, de esta manera, totalmente abolido, nadie en absoluto puede vivir a costa de otros. Esto significa que en el estado mundial no puede, así, hallarse ninguna clase alta ni clase baja de tipo material. Todos tienen aquí el mismo acceso a los bienes materiales. Por consiguiente, no existe ninguna diferencia de clase, ni material ni física, entre los hombres del estado mundial. Sólo hay diferencia en el espíritu. Todos los hombres no están, claro está, igual de evolucionados ni tienen la misma inteligencia, pero esta diferencia de clase es natural y no es una diferencia de clase provocada de manera artificial por los hombres, tal como la diferencia de clase económica que hoy existe y crea mala sangre entre los hombres.
      Como todo el material es gratis, cada producto que un hombre produce fuera de sus horas de trabajo ordinarias será totalmente su propiedad. Pero, como se ha dicho, nada tiene valor comercial. Este producto no puede, por consiguiente, venderse. Puede regalarse, al igual que, naturalmente, también puede cambiarse con otra cosa creada, si quien la ha hecho lo desea. Pero un cambio así sólo tiene lugar por ambas partes mostrando un complaciente interés o amor hacia el producto de la otra parte. Una adquisición así no tiene en absoluto lugar para poder vender el producto y obtener un beneficio económico. Que los hombres intercambien sus valores culturales o se los regalen mutuamente sólo puede ser estimulante, instructivo, inspirador y portador de alegría para las partes. Es esta alegría la que en gran medida iluminará y fomentará el deseo de vivir y la alegría de existir de los hombres.


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