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De la misma manera que uno no puede adquirir la ciencia materialista sin inteligencia, tampoco puede adquirir la ciencia cósmica sin intuición, y cómo la experimentación de esta última ciencia se convierte en una cuestión moral 31. Que adquirir el supremo conocimiento de la vida sobre la Divinidad o «lo vivo» tras todos los procesos creadores existentes del universo, tras los organismos de todos los seres vivos, o la solución conjunta del misterio de la vida y, con ello, convertirse en uno con la verdad, el camino y la vida es, por consiguiente, una cuestión moral al cien por cien. Aquí no se puede, como es el caso con la adquisición del conocimiento o ciencia materialista, que no exige ninguna capacidad moral en absoluto, adquirir el conocimiento supremo o la solución absoluta del misterio de la vida. De la misma manera que no se puede adquirir el conocimiento materialista sin inteligencia, tampoco se puede adquirir el conocimiento supremo sobre «lo vivo» tras la materia y la creación sin intuición, cuyo desarrollo exige, a su vez, un desarrollo moral muy alto o una manera de ser con amor culminante. Que muchas capacidades materialistas desprecien la ciencia del espíritu o la verdadera ciencia cósmica es fácil de comprender. Un hombre no puede comprender que otros puedan tener facultades de las que él mismo carece. A veces vemos cómo tales capacidades revelan su incapacidad e ingenuidad cósmica, cuando critican y se mofan de la ciencia del espíritu o los análisis cósmicos de la vida. Aquí rige muy claramente que uno es medido con el mismo juicio con el que juzga a otros. Pero aquí rige la tolerancia que, precisamente, se basa en el conocimiento de que nadie puede actuar según un conocimiento que no tiene, ni según fenómenos que no percibe y hechos que no comprende que existan.


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