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La relación de los hombres con la ley de la causa y el efecto y sus resultados finales 26. Que la transformación de los seres vivos de un estadio evolutivo a otro sólo tiene, exclusivamente, lugar en virtud del principio fundamental de «causa y efecto». Ningún acto ni manifestación puede en absoluto tener lugar sin convertirse en causa de efectos. Y ningún efecto puede tener lugar sin ser causa de nuevos efectos, y así sucesivamente. Que ningún acto ni manifestación puede tener lugar sin tener, en su análisis más profundo, a un ser vivo como origen. La experimentación de la vida de los seres vivos es, por consiguiente, su creación de causa y efecto. No pueden, por lo tanto, existir sin que su manifestación o manera de ser sea una creación de causas que, a su vez, se desencadenan como efectos. Estos efectos pueden ser de una naturaleza tal que sean mortíferos, destructores y dolorosos y conviertan el destino de quien los ha originado en desdichado. Pero, el ser vivo también puede crear causas que se desencadenan como efectos que constituyen la mayor felicidad, el mayor sentimiento de placer y la mayor alegría de existir. Estos efectos, tanto los desagradables como los agradables, generan experiencias en la conciencia del ser que, a su vez, generan la facultad de crear, cada vez más, las causas que generen las experiencias felices o el destino totalmente feliz. Pero, esto no sucede sólo de una manera puramente intelectual. Este aspecto de la cuestión sólo tiene lugar cuando el ser, por medio de sus muchas causas erróneas y los consiguientes efectos dolorosos, ha desarrollado su facultad del sentimiento en dirección humana, de modo que comienza a ser incapaz de hacer el mal y tiene directamente deseo de aprender cómo se puede evitar, de la mejor manera, ser la causa de su destino desdichado. Sólo cuando los seres han evolucionado hasta aquí, comienzan seriamente a buscar a Dios. Sólo entonces los seres pueden, hasta cierto grado, mejorar su propia evolución con orientación, con investigación o estudio. Es esta necesidad de orientación la que recibe ayuda por medio del principio de la redención del mundo, por medio de los redentores del mundo, las autoridades religiosas, hasta que los seres están por encima de la enseñanza y orientación de estas autoridades y, debido a ello, han comenzado a tener preguntas a las que no pueden tener respuestas por medio de estas autoridades. Es en virtud de esta situación, que los seres buscan información más elevada. Y esta búsqueda de la solución del misterio de la vida es la que en occidente ha dado como resultado la ciencia materialista moderna. A través de ella, los hombres han recibido respuestas buenas y verdaderas sobre muchos fenómenos de la materia, pero estas respuestas no son en absoluto la solución del misterio de la vida. Esta ciencia le ha dado a la humanidad un océano de bienes materiales, un incipiente desarrollo de la facultad de dominar las fuerzas de la materia a favor del paso del trabajo pesado a las máquinas, impulsadas ellas mismas por las fuerzas de la materia o de la naturaleza, y con lo cual los hombres se ven así cada vez más liberados de dicho trabajo. Este empleo de las máquinas por los hombres constituye el incipiente fundamento del futuro reino mundial, donde los hombres, en realidad, sólo dirigirán las máquinas, para que hagan el trabajo duro y pesado, y ellos harán el trabajo más complejo y delicado. La maldición que Dios, según la Biblia, pronunció sobre Adán, «comerás el pan con el sudor de tu frente» ya no existe, así, en dicho reino.


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