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Los verdaderos «delincuentes» no existen. El sistema jurídico del estado mundial 22. Que «el delito» no puede existir en absoluto. Cualquier acto que comete un ser sólo puede ser un producto del estadio evolutivo en el que se encuentra su origen. Si este acto es cometer asesinato, homicidio u otra lesión de organismos de seres, si es hacer daño a otros seres, si es mentir, robar o estafar, si es oprimir a otros seres vivos y vivir bien a costa de sus prestaciones, si es difamar o desacreditar el nombre y reputación de otra persona, si son celos y envidia, si es odiar y vengar, de hecho, es absolutamente indiferente de qué manera tiene como objetivo crear un mal para otros seres, este acto no es en absoluto y en ningún grado un «delito». Cualquier acto sólo puede existir como un resultado del especial estadio evolutivo que es el fundamento inevitable de la manera de ser de su origen. ¿Cómo podría el ser actuar desde otros estadios evolutivos, que el estadio que en el momento es la base del nacimiento de sus especiales clases de pensamientos y voluntad, manifestaciones y experiencias? Esto no significa, naturalmente, que uno no tenga que protegerse contra las peligrosas asechanzas animales de otros seres, al contrario, pero esta protección no tiene que ser originada por ira, odio ni resentimiento. Tiene que ser exclusivamente originada por el humanitarismo o amor y en la comprensión del estado poco desarrollado o inacabado de los seres en cuestión. Por esto, todo el sistema penal y de ejecución actual será totalmente abolido en la nueva cultura mundial a favor de zonas estatales cerradas con instituciones para guiar, proteger y educar a estos hombres menos evolucionados y en el aspecto cultural seres todavía pobres. Aquí no van a poder hacer daño a otros, al igual que aquí ellos mismos también están protegidos contra la falta de juicio, el odio y la venganza de otros seres. En el ámbito de estas instituciones nombradas, la existencia de estos seres se convierte en una vida libre, aparte de las disposiciones de protección que aquí se muestran para impedir que su naturaleza animal o inacabada tenga resultados peligrosos y sangrientos para su entorno. Pero, aparte de este bloqueo de su naturaleza, peligrosa para otros seres, aquí pueden, tanto como es posible, vivir en contacto con una evolución cultural normal, adaptada para ellos. En la zona de estas instituciones habrá, así, tanto bibliotecas y escuelas como centros docentes. Se tendrá acceso a la investigación y al estudio. Estos seres podrán, de esta manera, según su talento desarrollarse en arte y ciencia, tanto en el campo físico como espiritual. Podrán vivir en matrimonio, podrán practicar su eventual afición, practicar deporte, ir a los teatros, cines y otras áreas de entretenimiento adecuadas de la institución. Y poco a poco, a medida que van dejado sus naturalezas, peligrosas para otros, o se van liberando de ellas pasan automáticamente a la sociedad libre. En vez del presunto «mundo de la delincuencia» o «bajo mundo de la sociedad» contra el que las sociedades hacen hoy la guerra y hacen a sus seres objeto de castigos y ejecuciones que, en realidad, son lo mismo que la transgresión del quinto mandamiento de la Biblia o ley absoluta del humanitarismo, esta incipiente cultura mundial de la paz verdadera no tiene, así pues, ningún «mundo de la delincuencia» y ningún «delincuente», dado que, en virtud del conocimiento cósmico, no se puede considerar a ningún ser como «delincuente», sino, al contrario, considerar a todos los seres que hoy entran dentro de este concepto como seres que todavía no han alcanzado el estadio evolutivo que crea moral autorizada y justicia para el resto de la sociedad. Que estos seres todavía menos evolucionados no pueden cumplir con alma y espíritu toda la moral y justicia autorizada mencionada se da por supuesto. Es por esto, que en el futuro reino mundial de paz se tiene un estado para el desarrollo de la cultura dentro del estado. Aquí se comprenden las palabras de Cristo: «Lo que habéis hecho contra uno de estos mis hermanos pequeños, lo habéis hecho contra mí».


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